Sobre la imagen aparece una esfera celeste, evidenciando que, por aquel entonces, la responsabilidad del contagio de tal enfermedad, como de tantas otras cosas, se atribuía a los astros.
En realidad, Durero, para la realización de la obra se basó en su propia experiencia, puesto que el mismo sufría la cruel enfermedad. Mas adelante, se culpó a Cristobal Colón de la extensión de la enfermedad pues fue acusado de traerla a Europa desde Tahití.
Quinientos años más tarde Otto Dix realizó una serie de grabados titulados "sifíliticos" y demostraba claramente que la enfermedad se contagia a través de relaciones sexuales. Otto Dix era amigo del doctor Hans Koch, un médico de Düsseldorf, especializado en dermatología y urología. Hombre de gran cultura, que aparte de ejercer la medicina escribia novelas y poesía. Era tambien conocido como coleccionista de arte y mecenas. Llegó a abrir con su mujer, Martha, una galería de arte y su casa acogía tertulias intelectuales y artistas.
El Doctor Koch compró algunas obras de Otto Dix
y Otto Dix lo retrató
La amistad entre el Doctor Koch y Otto Dix fue tan intensa que Dix se escapó con la esposa del médico. El doctor Koch se tomó las cosas con tranquilidad pues el estaba liado con la hermana mayor de su mujer, pero le dijo a Dix que debía hacer las cosas bien, así que Dix y Martha se casaron. La amistad entre el médico y el artista duró hasta la muerte del galeno en 1952
En 1927. Kurt Tucholsky- escritor alemán, uno de los más brillantes autores satíricos de su generación, aprovechó la publicación del libro Die genialen Sypihilitiker, de Bruno Springer, para dar a conocer el origen de una enfermedad venérea que estaba causando estragos entre pintores y escultores. Escribió un artículo bajo el pseudónimo de Ignaz Wrobel en el que se critcaba que en lugar de instalar máquinas expendedoras de preservativos a precio reducido o gratuíto, se prefiriese la construcción de acorazados y refiriendose a la religión católica denunciaba:
"No hay que olvidar que en este país se han redactado 279 proyectos de ley que amenazan con penas de prisión de hasta dos años por anunciar o fomentar publicamente el uso de "determinados objetos impúdicos", una clara moral católica que considera inmorales las relaciones sexuales. En realidad, debería ser la iglesia la que rindiera cuentas ante los tribunales por extender semejantes mentiras"
No hay comentarios:
Publicar un comentario