David Muñoz: «Tenéis una despensa brutal, pero sois un poco talibanes con el producto»
Ays, leo esto en LA VOZ DE GALICIA...una declaración de DAVID MUÑOZ, considerado como uno de los mejores cocineros del mundo
«Tostamos una centolla en un 'wok' y hay quien lo ve como una herejía»
-¿Y cómo se puede ser radical con una centolla?
-Haciendo un dim sum de centolla; nuestra versión del chilli crab, en versión Galicia. Es un dumpling, una empanadilla china. Solo eso.
-¿Y esto lo hacen con centolla?
-Sí, con una salsa agridulce de chiles ahumados mexicanos. Se puede ser radical con cualquier cosa. Lo importante es que, al final, el producto no pierda la esencia y que esté bueno. Yo estoy un poco cansado del discurso que en ocasiones se hace en defensa a ultranza del producto. Eso de que no se debe tocar. Estoy de acuerdo en que un percebe solo está muy bueno. Y una centolla, pero también se puede cocinar con ellos, como con una sardina. ¿O es que hay unos productos más nobles que otros?
Ays nene, joer!!! Que nadie está libre que llegue tu hijo a casa y te diga cosas como estas, que le ha echado chilli a una centolla de la ría. Bueno, yo se que haría: ir al vivero y comprar centolla francesa y que la adobe, pero "la nuestra, esa si que es producto noble, algo así como un Picasso marítimo"... Producto intocable Chef !!!
Nació en Kiev en 1899 y murió en Nueva York en 1988. Se trasladó a los Estados Unidos cuando tenía siete años. Se casó con Charles Nevelson en 1920 y se trasladó a Nueva York. Comenzó a estudiar en la Arts Students League en 1929, decisión que no fue del agrado de su marido y razón por la que se separaron. Vivió en Alemania pero tuvo que huir a París por la llegada de los nazis al poder. En París vivió de forma bohemia, tuvo una relación sentimental con el marchate de arte George Widenstein, se dedicaba a la pintura, pero empezó a hacer sus incursiones en la escultura
Aunque empezó a exponer a finales de 1930, no alcanzó su madurez artística hasta los cincuenta años. Un periodo de exploración de 25 años hasta que alcanzó un estilo propio, esto coincidió con el desarrollo de Nueva York como centro internacional de arte, Ayudante de Diego Rivera en los murales del Rockefeller y profesora con el New Deal.
Louise Nevelson surgió en el mundo del arte cuando el movimiento predominante era el expresionismo abstracto. Para sus obras mas icónicas utilizaba madera de deshecho de construcciones urbanas, proceso claramente influenciado por Duchamp con sus readymades. Nevelson conseguía colocar aquellos escombros de forma de darles una narrativa. Se movía en un ambiente innovador pero dentro de un contexto dominado por los hombres.
Aunque consiguió fama con sus estructuras de madera, en la década de 1960 y 1970 exploró con materiales industriales como el plexiglás aluminio y acero. Estos materiales le permitieron trabajar a gran escala y hacer obras más complejas, con lo que consiguió trasladarlas a galerías, museos y espacios públicos.
Sus esculturas, esas grandes, dramáticas, allanaron el camino para el movimiento feminista de la decada de 1970 porque rompían el tabú que la obra grande era solo para hombres.
Leo esta historia en LA VOZ DE GALICIA y pienso.. Pongamonos en el lugar de D.F.G. una mujer de Lugo que va conduciendo con su nene de seis años al lado y, de repente, el niño dice :"Eh, mira a papá besando a una señora". Esta buena mujer D.F.G. que iría pensando en las cosas del día, o acaso soñando, que las mujeres podemos hacer ambas cosas a la vez, y de repente ese marido amoroso se está convirtiendo en un cabrón...
Dice el fiscal que esta mujer persiguió el coche de su marido y que llegó a impactar con el hasta en cuatro ocasiones. Evidentemente el fiscal no sabe mucho de psicología ¿Es esta mujer cumpable? Mil veces no. Cuando D.F.G. vio la mirada de su hijo,
aquel angelito de seis años, no fue la cabeza la que funcionó, fue el pie. ¿Acaso quiso impactar contra el otro coche a propósito? ¿No sería el marido infiel el que reducía la velocidad para dejar evidencias del impacto? Tambien podría ser que D.F.G. quisiera avisar al marido que mientras se conduce no se besa.
Ah, veamos la declaración de D.F.G. "No sabía que salía con otra. Iba de compras con mi hijo y me dijo: mira a papá con una señora dandose besos. Fui detrás pitandoles para que pararan", dijo la acusada. Negó que les diera intencionalmente con el coche. Lo que pasó fue, dijo, que ellos frenaron y ella no pudo parar a tiempo y chocaron pero fue un accidente, recalcó
¿Donde está la vida?, se pregunta uno entonces. Era una lluvia mansa y otoñal y yo veía las gotas engordar y desprenderse una a una de las hojas empapadas de la acacia, y cada vez que la hoja se liberaba del peso de una gota, daba hacia arriba un pequeño respingo y otra vez a empezar, y en eso me pasé casi toda la tarde... Acabo de leer EL BALCON DE INVIERNO de Luis Landero
El autor se desnuda, no por nostalgia, que poca alegría nos da mostrar la pacata memoria de una época, sino por hacer saber que somos de donde venimos. Acabado el libro me rodea un ambiente de flashbacks estos días. El otro día escucho en la radio al GRAN WYOMING contando que el no vio un cuerpo femenino desnudo hasta que se hizo hippy y fue a Holanda. Epoca que añora un poco porque se dio cuenta que siendo hippy se puede vivir con poco dinero. Llegó a Amsterdam y se matriculó en un gimnasio y alucinó (sin necesidad de droga) cuando se encontró en unas duchas mixtas. Miró a su alrededor por si se había equivocado y cuando se cercioró que no, decidió quedarse allí el resto de su vida. Al cabo de un rato, entró un señor y le dijo algo, Wyoming dió un respingo y pensó "me han pillado" pero se tranquilizó cuando el hombre solo le reclamaba el dinero del gimnasio por adelantado. Cuando la piel de su cuerpo se había arrugado completamente, pasó al vestidor y allí siguió observando con los ojos muy abiertos. Y es que cuando contamos, a nuestros hijos les parecerán las "historias del abuelo Cebolleta". ¿Como van a comprender, por ejemplo, que la primera chica, aqui en Vigo, que fue a la playa en bikiny provocó un escándalo? Cuando yo tenía dieciseis años mi padre decidió enviarme a Londres. "A un buen colegio"- le aconsejaron "que ese es un país peligroso"- Y un buen día, con una maleta casi más grande que yo, me metieron en un barco. Al despertarme al día siguiente las paredes del camarote se retorcían de tal modo que parecían aplastarme. Intenté levantarme y el techo se me vino encima. Salí disparada hacia cubierta. La gente se agarraba a las barras de los pasillos. Creo que viví la peor tormenta del siglo XX, y eso en altamar. Vomitaba a sotavento, no me importaba nada, solo quería bajarme aunque me muriera allí entre las olas. Un marinero se acercó para aconsejarme que me pusiera en otra dirección para no ponerme perdida. Un médico, que estaba en mi mesa del comedor, vino a buscarme para que comiera algo. Obedecí pero solo pude engullir un bocado. Hicimos escala en Cherburgo. Me hacía ilusión por la película
pero tan pronto bajé la escalerilla, los pies se me hundían y la tierra se levantaba. Al día siguiente llegamos a Tilbury, el puerto de Londres
En casa me habían dicho que alguien estaría esperandome, pero allí no había nadie. Mi inglés era escaso, en aquellos tiempos se estudiaba francés y sabía decir pera, manzana y poco más, gracias a Chichi, una profe particular. Arrastrando mi maleta blanca me puse en una cola, pensando en el dicho ese de "a donde va Vicente..."Al llegar a una ventanilla, me dieron un billete y cogieron dinero de mi mano. Y así, una asustada moza de provincias, se encuentra en la Estación de S- Pancras en el Centro de Londres.
Me senté en la maleta y contemplé lo que me rodeaba. Una estación fea, oscura (no lo que se ve en la foto), alrededor de mi desvalida figura pasaba gente muy rara..Negros blancos, amarillos y aceitunados. Gente con pantalones caídos y turbantes. Recordé lo que me habían dicho "Londres está lleno de asesinos"- ¿Y si me ponía a llorar allí amargamente? ¿Me socorrería alguien? Yo ya había estado en el extranjero, claro que nuestro "extranjero" era Portugal y eso no contaba mucho. Tambien había ido a Lourdes con las monjitas pero lo único que recordaba era haber cantado y comprado agua bendita.
Agarré la terrible maleta blanca, que ahora había pasado de pesar una tonelada a dos, y salí de la estación. Volví al dicho de "Vicente" y me puse a la cola. Cuando llegué al taxi le enseñe la dirección que llevaba escrita en un papel. Aquel hombre joven empezó a bracear y hablaba sin parar. Cuando se dio cuenta que no le entendía ni papa pasó a las señas.
Me pareció entender que Wimbledon estaba donde el viento da la vuelta y cuando chasqueó los dedos entendí que quería "la pasta". Saqué todo lo que tenía en el bolsillo y el metió la maleta en el coche
Cuando un pintor se convierte en "DIVINO" brilla por sus detalles y su calidad ¿Sabes de quien estamos hablando?
Entre las virtudes del Divino Morales, subraya la comisaria su virtuosismo pictórico, la calidad técnicay de los materiales que escoge (roble para los soportes), la factura tan cuidada de sus obras, la carga emocional que consigue mediante fondos negros e intensos, la iluminación de las figuras, siempre muy escultóricas, que el pintor suele acercar al espectador...
1911-2013 Ángeles Santos Torroella (Portbou, 1911) , la Angelita de Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca y Jorge Guillén, en realidad no era de Portbou, ni de Valladolid, ni de Madrid, ni Barcelona, ni Sevilla, ni de Huesca, y ni tan solo del Sitges que tanto amaba y donde será enterrada junto al que fue su marido, Emili Grau Sala. Ángeles Santos fue ciudadana del mundo, pero no de esa esfera que da vueltas, coqueteando con la luna sin parar, desde hace miles de millones de años, si no de un mundo cúbico, un poco abrupto, lleno de claroscuros, alentado por madres ciegas i angelitas sonámbulas -no angelitos- que encienden constantemente las estrellas, porque si estuvieran solas pronto se apagarían y la oscuridad volvería a reinar para siempre.
A los 17 años se consagró como pintora precoz en un Valladolid efervescente y moderno, donde vivía entonces con su familia. La ciudad del Pisuerga estaba imbuida de Generación del 27, con Jorge Guillén, los hermanos Cossío o un joven Francisco Pino que se enamoró de ella; todo parecía serle favorable. Al cabo de poco, Angelita Santos arrasó en el Madrid del Café de Pombo, la Residencia de Estudiantes y el Lyceum Club. El Salón de Otoño se rindió a sus pies por dos años consecutivos, en 1929, cuando presentó Un Mundo, y al año siguiente, cuando tuvo una sala especial, a la altura de los consagrados como Gutiérrez Solana. Pero su afán desenfrenado por pintar y sus ansias de libertad se truncaron de golpe y su rebeldía absoluta y tenaz le pasó factura en un entorno poco preparado para tales andanzas. Fue recluida y apartada de su mundo y, en parte, también del de los demás. Entonces Ángeles Santos, en pleno éxito y auge creativo, dejó de pintar y tardaría años en volver a hacerlo.
Fue cuando conoció, en Olot o Barcelona, a un joven artista, culto y apuesto, amigo como ella de García Lorca, llamado Emili Grau Sala. Él pintaba la luz, el bienestar y la buena vida, ella había pintado la oscuridad y el desaliento, y se enamoraron. Y Angelita volvió a pintar, esta vez mirando a su prometido. La boda se celebró en 1936, pero la Guerra Civil rompió cualquier esperanza de futuro. Grau Sala, republicano empedernido, se exilió en París, y Ángeles se fue junto a sus padres y sola dio a luz a su único hijo. No volvió a unirse con su marido hasta entrados los años sesenta, en el momento en que ella volvía a renacer como una artista conectada al surrealismo y la vanguardia a partir de su obra primeriza. Y convivieron dos Ángeles Santos, la de los paisajes risueños modernos con la de las almas atormentadas del pasado. Justo gracias a esas obras de antaño conquistó el mundo contemporáneo; entró por la puerta grande en el Reina Sofía; el Museo Patio Herreriano le dedicó una retrospectiva en Valladolid; se le otorgó la Medalla Nacional de Bellas Artes y obtuvo la Creu de Sant Jordi en 2005. Siempre redescubierta porque a menudo era olvidada, ahora Ángeles Santos vuelve a ser noticia.
Alumna, musa, compañera modelo y amante de Rodin desde que le conociese y posase para él cuando apenas había cumplido 19 años, el tiempo ha ido colocando las piezas en su sitio y hoy sabemos que la dimensión artística y creativa de Camille no tenía mucho que envidiar al genio avasallador de su maestro.
Hoy sabemos que colaboró de manera muy directa en algunas de las obras maestras del escultor y que éste, vencido por celos profesionales y por el temor a que su discípula le hiciese sombra en el mundo del arte, nunca la ayudó.
Decidida, valiente y directa, Camille Claudel se enfrentó a su familia y a su época para dedicarse con pasión a la escultura y para unirse al hombre del que se había enamorado. Lo pagó caro.
Tras apasionarse por su alumna, Rodin la asedió. En un primer momento ella esconde sus sentimientos y establece una calibrada distancia que pronto rompería; se entrega. Vendrían después años de encuentros y desencuentros. El escultor nunca abandonó a la costurera Rosa Beruet de la que fue amante hasta su muerte. Con Camille fue distinto. Tras pasiones y arrebatos, muchos intentos de convivencia, un embarazo y un aborto, la relación entre ambos quedaría definitivamente rota en 1898, catorce años después de haberse conocido.
A Camille las fotos nos la acercan como una mujer no especialmente bella. Sin embargo, quienes en su tiempo la conocieron hablan con admiración de su enorme atractivo. “Tenía luz”, diría de ella su hermano el poeta. Una luz que la vida iría apagando hasta oscurecerse por completo en el manicomio en el que, por razones poco precisas, fue internada cuando acababa de cumplir 49 años.
Por orden directa de la familia Claudel, en la mañana del 10 de marzo de 1913 unos enfermeros irrumpieron en su taller para recluirla en el centro psiquiátrico del que, pese a sus desagarradas quejas -se conservan muchos escritos y cartas de la escultora exigiendo que la liberaran-, nunca volvería a salir.
Muy afectado por la que considera situación de indigencia de Camille, en 1913, Paul Claudel escribe: “En cuanto a mi pobre hermana, no tendré más remedio que ir a París para internarla… Cuando volví, hace cuatro años, deliraba por completo, y lo que más me impresionó fue que le había cambiado la voz. Actualmente ya no sale y vive, con los cerrojos echados en puertas y ventanas, en un piso de una suciedad espantosa”.
Finalmente, en marzo de 1913, Camille Claudel es ingresada en contra de su voluntad en un centro de Ville-Evrard, al este de París. Pero el asedio del ejército alemán obliga a trasladar a todos los internos al manicomio de Montdevergues, al lado de Aviñón, en donde la escultora ingresa el 7 de septiembre de 1914 aquejada, según textualmente reza su diagnóstico médico, “de delirio sistemático de persecución basado principalmente en interpretaciones e imaginaciones falsas”.
Entre esos muros pasará el resto de su existencia. Treinta años en los que no dejó de reclamar su derecho a ser libre. “Hace años que soporto este atroz martirio”, escribía la artista hacia 1920. “No hace falta que describa mi sufrimiento… Respecto a mi familia no hay nada que hacer; bajo la influencia de unas malas personas, mi madre, mi hermano y mi hermana sólo atienden a las calumnias de que me han cubierto… ¡Me reprochan (oh, crimen espantoso) haber vivido completamente sola, pasar la vida con unos gatos, tener manía persecutoria! Sobre la base de estas acusaciones me encarcelaron como a una criminal, privada de libertad, privada de alimentos, de calefacción y de las más elementales comodidades… Tienen mucho interés en que yo no salga nunca de esta prisión”.
Nunca salió. A lo largo de esos treinta años largos de estancia en aquel manicomio, Camille Claudel se negó a dibujar o esculpir. Poco a poco se sumió en un doloroso silencio. Le dio la espalda a la vida con la esperanza, cada vez más debilitada, de recuperar la libertad.
El 19 de octubre de 1943, a los 78 años de edad, alejada de su obra y de su mundo, falleció en Montdevergues.
Paul Claudel que, en relación con su hermana siempre se meció entre la incomprensión y el remordimiento, expresó entonces: “Proscrita, a partir de ahora, de la plaza pública y del aire libre, la escultura, como el resto de las artes, se retira a esa habitación solitaria en la que el poeta cuida de sus sueños prohibidos. Camille Claudel es la primera obrera de esta escultura interior”.
.hoyesarte
Tras la ruptura entre Camille Claudel y Rodin, este último intentó
ayudarle por mediación de otra persona y obtuvo del director de
Bellas Artes un encargo del Estado. La edad madura fue encargada
en 1895, expuesta en 1899, pero el bronce no fue nunca encargado
y Camille Claudel jamás lo entregó. Fue, el Capitán Tissier, quien
al final, encargó el primer bronce, en 1902.
El grupo evoca la indecisión de Rodin, entre su ex-amante, que
saldría vencedora, y Camille que, para retenerle, se inclina hacia
delante. Más allá de su historia personal, Camille realiza una obra
simbólica que conlleva una meditación sobre las relaciones
humanas. Ella misma se protagoniza en los rasgos de un personaje
que llama la Implorante, marcando de este modo lo trágico
ligado a su destino
.
Alcanzada su madurez, el hombre está vertiginosamente atraído
por la edad, mientras tiende una inútil mano hacia la juventud.
Las figuras desnudas están envueltas en drapeados que acentúan
la rapidez de la marcha. Las grandes oblicuas convergen en
perspectiva. Así hablaba de ella Paul Claudel: "Mi hermana
Camille, Implorante, humillada a rodillas, esta soberbia, esta
orgullosa, y saben lo que se desprende de ella, en este mismo
momento, delante de su mirada, es su alma". musee-orsay