Hoy, en el blog de Jorge Lamas lei la sorprendente historia del escritor británico Laurie Lee sobre su visita a España en 1934.
Cuando llegó a Vigo, narra: «Los primeros sonidos tenues de España. Un perro aullando, el rebuzno de un burro, el delgado y agudo canto de un gallo. Subí embalado a la cubierta brillante del barco y el sol español se elevó y me descubrió la silueta de la ciudad. Aquello me recordó las superficies más suaves de Inglaterra.
Vigo me impresionó como una aparición». Las casas de la ciudad «parece que se elevan desde el mar como
un naufragio corroído por el óxido, viejas y blanqueadas como las rocas
alrededor».«ni humo ni movimiento en las casas», que le ofrecen una visión fantasmal: «todo parece tranquilo como si esperasen el regreso de una inundación».«hombres ahogados que se yergen desde las aceras y estiran sus brazos,
encendiendo cigarrillos y sacudiéndose la noche de sus ropas». " mujeres bajan por las calles con el cabello como bobinas que chorrean alquitrán y una boca grande, roja y salvaje».
Increíble! ¿En que ciudad desembarcó?
Vagando por las calles, en la plaza de la Constitución, junto al ayuntamiento encuentra una barbería (tal vez la que estaba situada bajo los soportales) en la que le sorprende en una ventana una fotografía de Karl Marx...
Laurie, o estaba muy fumado o no vino a Vigo. De toda la historia me quedó la curiosidad del peluquero que tenía la foto de Karl Marx en la ventana. Pensé en Minguela, el peluquero más famoso de Vigo durante una época...
Siempre presumía que "le había andado con la cara al rey"-porque había afeitado a Juan Carlos cuando era príncipe.
Minguela tenía una casa en Villadesuso, cerca de Santa María de Oia, y alli se retiraba de vez en cuando para descansar.
Una noche los ladridos de los perros lo despertaron. Salió al pequeño patio que daba sobre el mar y sorprendido vio como aterrizaba un OVNI
La historia la contó miles de veces y hasta despertó el interés de José María Íñigo, que lo llevó a la televisión con un único canal que había en ese momento. Millones de espectadores pudieron escuchar la historia y fue a Estados Unidos invitado, y allí volvió a repetir lo que le había ocurrido y mostrando la huella del artefacto.
Minguela murió a los 94 años, su casa aún se puede ver pero del monumento al Ovni que había en su jardín ya no queda ni rastro.