El ojo humano no logra ver si un caballo a galope apoya alguna pata en el suelo, por eso los pintores los representaban casi volando.
Durante un instante un caballo a
galope no apoya ningún casco en el suelo, aseguraban los aficionados a los caballos de California en 1872, pero esta polémica obtuvo respuesta
gracias al experimento desarrollado por este fotógrafo e investigador
británico.
Leland Stanford, ex gobernador de California, encargó a Muybridge fotografías de su caballo a galope. La serie de fotografías daba la razón a Stanford, al mostrar las cuatro
patas del caballo suspendidas durante un instante. Para dilucidar el misterio Muybridge renunció a tomar las imágenes con una
exposición correcta. Inventó un obturador mecánico con el que logró un
tiempo de exposición récord de 1/500 de segundo. El experimento impulsó a Stanford a encargarle un estudio fotográfico completo del movimiento de un caballo y el resultado fue una serie de fotografías que mostraban la silueta de Sally Gardner, una yegua de carreras, con las patas en posiciones impensables hasta ese momento
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