martes, 22 de octubre de 2019

¿Quen non fabricou lembranzas algunha vez, diante dun espello sucio e roto polo paso imperdoable do tempo?

Lembranzas e fantasías

ANGEL UTRERA

Lembranzas e fantasías

¿Quen non fabricou lembranzas algunha vez, diante dun espello sucio e roto polo paso imperdoable do tempo que remata con todo, mesmo cos recordos mais fermosos e íntimos, aniquilándonos como persoas e deixándonos tan so o corpo coma unha coroza da que non se pode fuxir, a soas coa navalla de afeitar rasurando a túa meixela como única verdade?
¿Quen non se preguntou diante da imaxe que tes que seren ti reflectida, borrosa, abafada polo vao da auga quente da ducha que tes aberta para que vaia temperando, e ti so, cara a cara cos estragos do tempo morno que se foi día a día, paseniño, ano a ano, sen posibilidade de mentirche para seguir vivindo unha nova realidade, unha fantasía, outra mentira que che permita botarte á rúa de novo buscando morrer en cada esquina, e logo ti, que estás a facer aquí?
¿Quen non rebuscou entre vellos trastes inútiles e inservibles cubertos de pó e esquecidos no fondo do fallado da casa, buscando sen atopar os máis queridos e dolorosos dos nosos recordos apartados nun curruncho do noso corazón, pero nunca xamais esquecidos?
¿Quen non tentou cicratizar a ferida invisible que non sanda endexamais, pero doe, malaia o paso dos días. Ferida feita a base de fracasos, das despedidas, das ausencias forzadas e forzosas, das ilusións murchas, da realidade triste e gris de homes mediocres?
¿Quen ollando con tristura e saudade unha daquelas fotos en branco e negro dos pais, vémonos en pantalón curto, e alí estamos nós collidos da súa man forte, porto seguro e infranqueable, capaz de dominar os nosos medos e facernos os donos dos nosos soños infantís, sentindo que con eles nunca nada malo nos pode chegar a ocorrer, quen non quedou mudo de espanto, sentindo certamente que toda a nosa pasada vida foi tan so un pesadelo, un mal soño, unha imaxe que vai perdendo claridade, nitidez, ata desaparecer totalmente, coma a onda que a pedra que lanzamos fai nas augas salgadas do mar da nosa putrefacta mentira eterna, dos soños, fracasos e desenganos?
¿Quen se acaso é tan valente como para enfrontarse a toda esta realidade que é vivir e morrer en cada instante, coma as papoulas murchas, sen arrecendo nin follas cando sopra o vento nordés contra a chaira e o leva todo?

Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana-EXPOSICION MUSEO DEL PRADO



En el marco de la celebración de su Bicentenario, el Museo del Prado presenta “Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana. Historia de dos pintoras”, una exposición que reúne por primera vez los trabajos fundamentales de dos de las mujeres más notables de la historia del Arte de la segunda mitad del siglo XVI.


                 
                             Autorretrato de Lavinia Fontana conservado en los Uffizi.
A través de un total de sesenta y cinco obras -cincuenta y seis de ellas, pinturas- procedentes de más de una veintena de colecciones europeas y americanas, el Museo del Prado recorre la trayectoria artística de estas dos pintoras, que alcanzaron reconocimiento y notoriedad entre sus contemporáneos, pero cuyas figuras se fueron desdibujando a lo largo del tiempo.
Comisaria:
Leticia Ruiz, Jefa del Departamento de Pintura Española hasta 1500


                      
                                Sofonisba Anguissola- autorretrato
CULTURA
 Arte

Ellas toman su sitio en el Museo del Prado

Actualiz
La pinacoteca recupera para el canon del arte la obra de dos de las grandes pintoras del siglo XVI, Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, que tuvieron el primer papel visibilizador de la mujer en el arte


El Museo del Prado exhibe 1.150 obras. De ellas, nueve pertenecen a mujeres. Y de esas nueve, tres son de Sofonisba Anguissola. Perteneció a la nobleza de Cremona. Alcanzó una popularidad extraordinaria en los días de fervor del humanismo renacentista del siglo XVI. Nació en 1535. Tuvo cinco hermanas. Destacó por un talento descomunal en el dibujo y la pintura (guiada por maestros como Bernardino Campi y Bernardino Gatti). También recibió lecciones de música, danza y literatura. Sofonisba fue una de las mujeres más admiradas de un tiempo donde el papel de la mujer empezaba a dibujarse con contorno nuevo. No padeció el silencio atenazado.


                              
                             Sofonisba Anguissola-autorretrato
Tampoco Lavinia Fontana, boloñesa de 1512, hija del pintor Próspero Fontana. De él heredó el taller, batalló por ser reconocida como la primera artista profesional y se enfrentó a los pintores macho que no aceptaban más competencia. La autoridad pictórica de Lavinia se impuso en su ciudad y, años después, en Roma. No aceptó nunca dar un paso atrás. Y desplegó todo su ímpetu para visualizar su trabajo, hasta convertirse en una de las pintoras preferidas de las clases nobles, especialmente de otras mujeres, cuyas ambiciones de mundanidad y sofisticación tenían sitio en sus retratos.


                         
Lucia, Minerva y Europa Anguissola jugando ajedrez, 1555, Muzeum Narodowe (Museo Nacional), Poznan, Poloni
Sofonisba y Lavinia no se cruzaron nunca, pero la historiografía del arte volvió a reunirlas hace unas décadas como dos voces necesarias de la pintura del XV en ItaliaI. Una señal que el Prado recoge ahora desplegando la obra de estas dos creadoras en una poderosa exposición, abierta hasta el próximo 2 de febrero, de la que es responsable Leticia Ruiz: 'Historia de dos pintoras'. El título viene de una de las obras principales del escritor Charles Dickens, 'Historia de dos ciudades'. "Y es que ellas están marcadas por la realidad de sus dos lugares de nacimiento y residencia: Sofonisba Anguissola era de Cremona y Lavinia Fontana de Bolonia. Ambas italianas, con biografías distintas que marcarán su destino y la dirección de su apetito artístico. La exposición cuenta, a través de sus obras (que a veces se entrelazan), la realidad de dos mujeres que nacieron y vivieron en el siglo XVI", dice Ruiz. "Y sin ser las primeras que se dedican al arte, dieron pasos decisivos a la hora de visibilizar la práctica artística de mujeres".
                      
                                                                  Lavinia Fontana Bianca Cappello
La obra de estas dos artistas tiene algo de paradoja estética. La fuerza de su mirada contrasta con el destino asignado a las mujeres del Renacimiento. La virtud era el primer recado de buena posición. Pero la buena posición social era, a la vez, motivo de ocupaciones invisibles que nada tenían que ver con sus apetitos. Sofonisba y Lavinia pintaron a su manera. Con credenciales propias. Con suerte, más o menos, paralela más allá de sus distintas posiciones. "Lavinia Fontana es la primera mujer que hace desnudos", señala la comisaria de la muestra. "De hecho, el cuadro que recibe al visitante en el Prado es un desnudo de la diosa Minerva, la encarnación de la guerra, de la sabiduría y del conocimiento. Pero al desnudarse se convierte en Venus. También encontraremos aquí otros desnudos con guiños eróticos muy curiosos, como el del cuadro Venus y Marte (propiedad de la Casa de Alba), donde éste aparece tocando el culo de Venus".

De algún modo, la práctica artística también se ennobleció con ellas. Y, sin llegar a encontrarse nunca, hicieron surco común en la Historia del Arte. Lavinia recogió la antorcha de respetabilidad que había asentado Sofonisba. Aunque en el caso de Fontana sorteando distintas dificultades que no mermaron su fuerza ni su determinación. Lo explica Leticia Ruiz: "Tuvo 11 hijos. Pasó 10 o 12 años sumando embarazos sin dejar de trabajar. Además, no con piezas pequeñas o miniaturas, sino asumiendo encargos de altares y otras piezas de de dimensiones notables".
                            San Sebastián y Sta Cecilia- Lavinia Fontana
El autorretrato fue un género que las dos trabajaron con insistencia. Era una manera de afirmación. También de desacato. Y, sobre todo, de íntima exploración de la pintura. Calmaron la fiebre de algunos coleccionistas que rechazaban obras firmadas por mujeres. "Se les pedía ser rigurosas con el concepto de virtud, con asumir el perfil de mujer apropiada, discreta, buena compañera del cortesano". Pero Sofonisba y Lavinia, sin patear esas exigencias, promulgaron un orden nuevo: el suyo. Sorteando la cólera de tantos.
                                     Lavinia Fontana- Cleopatra
Lavinia firmó sus obras. Sofonisba, algunas. Fue dama de compañía de Isabel de Valois, la tercera mujer de Felipe II. "Se hizo famosa también por sus virtudes, adecuadas para convertirse en mujer de corte de la reina, una adolescente que llegó a España con 16 años", explica Leticia Ruiz. "El de dama de corte era un papel destacable. Valois siempre estaba rodeada por un grupo de francesas y de españolas. Y luego estaba Sofonisba, que pertenecía al milenasado. Se trasladó a la corte española y realizó retratos muy bellos de la familia real. También de Felipe II, pero decidió que no los firmaría. Ya era dama de compañía y eso impedía cualquier afán de notoriedad. Pero en los años que pasó en la corte colaboró con el retratista oficial del Rey, Alonso Sánchez Coello". Nunca le pagaron por las piezas que realizó en aquellos años, tan sólo se le gratificó con vestidos y joyas. Eso nunca lo aceptó Lavinia, que firmó sus pinturas y cobró por ellas.
La llegada al Prado de estas dos artistas como parte de las actividades que celebran el bicentenario de la pinacoteca, abre paso a una nueva revisión de los fondos del museo. "Algunas veces, en la historiografía artística hay quien ha tratado de ver aspectos masculinos o femeninos en las pinceladas o en las obras", apunta la comisaria. "Puede haber sensibilidades distintas, pero no creo que dependan del sexo sino de una personalidad definida por todos los elementos que marcan la manera de entender un retrato o una composición". Artistas como Artemisia Gentileschi, Rosa Bonheur, Angelica Kauffman o una desconocida Barreda están ahí. Traspapeladas por mucho tiempo. Pero en pie.
"Hay que reclamar un papel digno y de iguales para las mujeres. Pero no mirando al pasado, sino con los conceptos actuales", dice la comisaria de la exposición. "Sofonisba y Lavinia son dos gigantes que dan pasos esplendorosos para lo que va a venir después". Y esa 'segunda parte es la que estudiará la muestra que prepara Carlos González Navarro para el Prado. El título será Invitadas y quiere dar idea del papel de la mujer en el arte y su representación entre los siglos XVIII y XIX.
Pero esa es otra historia, aunque con un mismo patrimonio de fondo: ser ellas mismas.

martes, 15 de octubre de 2019

SUSANA Y LOS VIEJOS



                               Artemisia Gentileschi
Susana, una bella mujer judía,  se está bañando en el jardín de su casa. Piensa que está sola porque su marido, joaquín,  ha salido. De pronto se da cuenta de que hay alguien y es asaltada por dos miembros del Consejo de Venecia, dos ancianos jueces que cegados por la pasión le hacen proposiciones deshonestas, ella los rechacha y ellos, despecha-
dos, la difaman acusándola de adultario.
Y como ellos eran líderes del pueblo y además jueces, toda la gente les creyó, y condenaron a Susana a muerte.


                            BADALOCCHIO  
Susana, desesperada, pide ayuda a Dios y éste al escuchar su oración hizo que su espíritu actuara en un joven llamado Daniel.


                                   Batoni
 Daniel preguntó a la multitud que les rodeaba como era posible lapidar a una mujer acusada falsamente. Pidió que separaran a los dos jueces malvados y que el les haría una pregunta a cada uno sin que el otro escuchara la respuesta. Entonces Daniel le preguntó a uno de ellos ¿Debajo de que árbol estaban abrazados los pecadores?

Un castaño, respondió el juez
 Luego llamó al segundo y le hizo la misma pregunta.
Una encina, respondió el otro juez malvado 

Daniel había logrado que ambos jueces se condenaran a si mismos y les impusieron el mismo castigo que ellos habían preparado para Susana


viernes, 11 de octubre de 2019

LEDA Y EL CISNE

Leda, fresco de Pompeya
                               Antonio Allegri da Correggio


Leda, hija de Testio de Etolia y esposa de Tindareo de Esparta. Tindáreo, había sido expulsado de Lacedemonia pero despues de casarse con Leda, gracias a Hércules, recuperó su reino de Laconia en Esparta


                           adolph-rudolph-wiertmuller

Leda  era muy atractiva, tanto que Zeus se convirtió en cisne para hacer el amor con ella. El asunto fue que ella iba caminando por orillas del río Eurotas y Zeus, el rey de los dioses,  se le presentó transformado en cisne fingiendo que era perseguido por un águila y  la violó.
                              Picot

Como ya había comentado en otra entrada,  Zeus era faldero. Le gustaban todas y como  su esposa Hera se ponía histérica cuando su marido se iba de picos pardos, se disfrazaba. Se metaforseó en lluvía para fecundar a Danae, en nube para llevarse al huerto a Io, en toro para raptar a Europa y en Aguila para raptar a Ganimedes.
                            Jesús Helguera
Leda esa misma noche yació tambien con su esposo Tindáreo y como consecuencia de los dos actos puso dos huevos, de los cuales nacieron Helena de Troya, Pólux y Cástor y Clitemnestra.
                                clésinger

De uno de los huevos salieron Pólux y Helena, hijos de Zeus y del otro Cástor y Clitemnestra, hijos de Tindáreo. Los hijos de Zeus eran inmortales pero los de Tindáreo eran como el resto de los mortales.  Castor y Pólux fueron héroes famosos y tienen incluso una constelación

Helena fue la causa de la ruina de Troya y Clitemnestra acabó víctima del matricidio más famoso  de la historia

martes, 8 de octubre de 2019

Encuentran muerto y devorado por sus perros al pintor Labajjo Grandío en su casa



Tenía 80 años, vivía aislado en una aldea de Lugo y únicamente el taxista al que reclamaba sus servicios una vez por semana lo echó en falta pasados 20 días sin noticias suyas. El pintor Alfredo Labajjo Grandío (Lugo, 1939), que solía contar que muchos lo veían como “el Picasso gallego”, apareció muerto este lunes sobre la una de la tarde en su finca de Vilafiz, en el municipio de Friol, en un estado que revelaba que llevaba bastante tiempo fallecido. 
Según el atestado de la Guardia Civil, el cadáver presentaba "mordiscos, presuntamente de animales" en el cuerpo y la autopsia tratará de determinar si se los causaron los perros con los que compartía su vida, desesperados por el hambre tras el fallecimiento de su amo. Algunos medios han informado de que el cadáver apareció con un brazo devorado, pero los investigadores todavía no lo confirman. A falta de los resultados de las pruebas forenses, los indicios que maneja la Guardia Civil "apuntan a que se trata de una muerte natural".
 Para evitar saqueos tras el levantamiento del cadáver, los agentes custodian los cuadros que acumulaba en su casa el artista. Según ha explicado el alcalde de la localidad, José Ángel Santos, la obra de Labajjo “tenía un valor importante en el mercado”. Como reconoció el propio creador en una entrevista con la agencia Efe en 2014, cuando inauguró una muestra en la Casa de Galicia en Madrid, antes de la crisis económica había vendido mucho, aunque ahora, para él, corrían peores tiempos.
 Labajjo Grandío había estudiado Ingeniería Industrial, pero dejó su profesión para dedicarse a la pintura de forma plena y empezó a exponer en 1973. Vivió en Madrid durante 30 años pero acabó trasladándose a Lugo, primero a la comarca oriental de Os Ancares y luego a la casa de Vilafiz para seguir pintando en soledad, alejado del ruido. Sus actuales perros pastores, el animal que toda la vida quiso como compañía, han quedado a cargo de una clínica veterinaria.
Originalmente con una sola jota en su apellido, Labajjo Grandío (Alfredo Luis Francisco Constantino Rodríguez-Labajo Grandío) reconoció en muchas ocasiones su admiración por Picasso y el reflejo en su obra. "Lo dice mucha gente", admitía este autor que, además, era sobrino de otro pintor lucense reconocido internacionalmente, Tino Grandío.

 El bohemio gallego llegó a coincidir en una ocasión con el artista malagueño en Aviñón, aunque sobre todo alimentó buenas relaciones con literatos que solían presentar sus exposiciones, entre ellos Ánxel Fole, Uxío Novoneyra o Celso Emilio Ferreiro. Sus cuadros presentan colores vivos y puros, trazos gruesos, formas redondeadas y motivos costumbristas y gallegos, animales, mitología y simbolismo. Vendió enormes lienzos a instituciones como la Xunta de Galicia para decorar salas y despachos, pero tras la crisis se vio obligado a abandonar su predilección por el gran formato y reducir las dimensiones para facilitar la venta de su trabajo.

El país