La industria textil en Galicia no es una cosa reciente. En los años 20, José Regojo Rodríguez, un pontevedrés hijo de zamoranos, fundó un taller de zapatería y cofección textil en Redondela.
Un día que que estaba esperando a que el dueño de un comercio le atendiera, a él y a varios vendedores más, entró otro vendedor y al ver la cola que había, se despidió diciendo que volvería en otra ocasión. El dueño de la tienda fue a su encuentro y le atendió de manera inmediata. A la pregunta de Regojo por el trato “especial” a ese vendedor, le contestaron: “Es que es un comercial de camisas…”. Desde ese momento, José lo vio claro: se dedicaría a la venta y confección de camisas. Y así nació la famosa fábrica de "camisas Regojo".
Se estableció en un local de la calle Alfonso XII en Redondela, con una plantilla de ocho trabajadores y poco más de seis máquinas. Su producción rondaba las 72 camisas diarias, fabricadas al estilo portugués, finas y de gran calidad, pero mucho más caras que las catalanas, lo que provoca que las ventas no fueran las deseadas. Así que decide producir camisas más baratas y de inferior calidad.Las camisas fabricadas en Redondela se hacen famosas. La fábrica se convierte en suministrador del ejército y la prenda se convierte en una indumentaria muy popular entre la clase trabajadora gracias a su precio y durabilidad.Los tiempos cambian, el nivel de vida aumenta y los españoles requieren mejores prendas así que Regojo se ve obligado a innovar
En la fábrica de Regojo nace una nueva camisa, fabricada en algodón con poliéster y silicona, que no necesita plancha. Una revolución de la época pero se encuentran con el inconveniente que nadie la conoceA Pedro Regojo, uno de los hijos del fundador, se le ocurre la genial idea de convencer a Salvador Dali, una de las grandes estrellas mundiales del momento, que anunciase sus revolucionarias camisas.
A través de un contacto en Barcelona, Pedro Regojo llegó a la casa de Dalí en Cadaqués. El genio le recibiría de la siguiente manera: “La luna me dice que alguien me va a traer dinero”.Llegaron a un acuerdo: un pago único de 125.000 pesetas y una peseta por camisa vendida. Gala puso en grito en el cielo, dijo que era poco dinero, pero Dali zanjó la cuestión diciendo: “Un trato es un trato y yo ya le he prometido a este señor una serie de cuestiones”.Esa fue la primera vez que Salvador Dalí cedería su imagen para una marca de moda. Regojo desarrolló una campaña de marketing en la que las “Camisas Dalí” se anunciaban por televisión, siendo la primera marca textil en hacer publicidad por este medio, y se regalaban discos de música al comprarlas. Las ventas eran internacionales, llegando a vender durante la década de los 70 más de 1.000.000 de Camisas Dalí al año.A Salvador Dalí, que decía ser un exhibicionista, este acuerdo le abrió la puerta a golosos contratos publicitarios: automóviles, artículos de lujo, chocolate, Chupa Chups (del que creó su mítico logo)… Como publicista ganó una fortuna, al igual que sus patrocinadas, gracias a su imagen y su arte para seducir. Sobre su relación con la publicidad, el genio llegó a decir: “Si bien es cierto que amo la publicidad, por mil y un motivos, todos ellos respetables, es innegable que la publicidad me ama a mí con una pasión aún más violenta que la mía”.
Referencias:
- farodevigo.es
- modaes.es
- cidadedacultura.gal
- meidingalicia.com
- atlantico.net
- vigoempresa.com
- vigoe.es
- elcorreogallego.es
- globalgalicia.com
- galiciaunica.es
- lavozdegalicia.es
- es.wikipedia.org