Escultora autodidacta muy elogiada por
Laxeiro, se fue cuando se dio cuenta de que no tenía "casi nada que
contar". Nacida en Codeseda en 1935 pero vinculada a Vigo desde hace 64 años,
reside a caballo entre su domicilio vigués y su casa de As Quintas. Vive
rodeada de arte -esculturas y pinturas fruto de su labor creativa- y también de recuerdos. Los
mejores son los de su etapa como escultora: sus múltiples exposiciones
por toda Galicia, Madrid, Barcelona e incluso Canadá y Suiza así como el
reconocimiento que lograron sus creaciones.
Hace 10 años que Encarnación Penelas
cesó "fulminantemente"en el ámbito de la creación artística. Creadora
polifacética y polivalente, fue muy reconocida como escultora. Su
irrupción en el mundo del arte había sido tardía, cuando casi contaba 40
años. Lo hizo por hobby, matriculándose en la Escuela de Artes y
Oficios de Vigo. Fue el inicio de tres intensas décadas dedicadas a la
producción artística en las que Encarnación dio lo mejor de sí misma,
hasta tal punto que llegó un día que se dio cuenta de que no tenía ya
"casi nada que contar". "Me quedé como vacía", explica. Por eso decidió
plantarse.
Ponía así el punto
final a una prolífica carrera como escultora autodidacta en la que había
alcanzado un gran prestigio y el reconocimiento público de artistas de
la talla de Laxeiro. Este la consideraba "una gran escultora", tanto que
la avaló en su primera exposición de piezas de bronce, madera y mármol
en Madrid, donde también la presentó Rafael Úbeda. Su buena relación con
Laxeiro quedó patente en el intercambio de obras, que le reportó a la
artista el lujo de tener tres retratos suyos realizados por Laxeiro en
carboncillo, lápiz y óleo. Con humor, Encarnación Penelas recuerda que
le "aburría posar... ¡Y eso que Laxeiro era muy rápido! Lo más parecido
al natural es mi nariz. Tengo unos rasgos muy definidos".
Pero
no fue Laxeiro la única personalidad a la que cautivó el saber hacer de
esta artista -nacida en Codeseda y vinculada a Vigo desde hace 64 años-
que en la actualidad reside a caballo entre su domicilio vigués y su
casa estradense de As Quintas (Codeseda). También el entonces presidente
de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne, le compró tres esculturas. Una se
la regaló al entonces presidente de México y la otra, de mármol, la
colocó en su despacho, sobre el radiador. Encarnación Penelas lo supo
porque la reconocía cada vez que veía el despacho de Fraga en la
televisión o en el periódico.
Los
críticos de los 80 coincidían en destacar la gracia, la sencillez, el
misterio de las formas y la sensualidad de las figuras y formas puras
esculpidas por Encarnación Penelas así como la variedad de colores de
sus obras. Esto respondía a la variedad de materias primas que la
artista utilizaba para sus creaciones: granito, mármol, bronce,
madera...
Llegó a dominar
plenamente la técnica escultórica, en la que se había iniciado
trabajando el modelaje en barro en la Escuela de Artes y Oficios de
Vigo. "No nos enseñaban casi nada, ni siquiera a vaciar", recuerda. Hizo
"mucha terracota basada en el folclore gallego: galleguiñas". En su
casa de Codeseda atesora estas primeras piezas, sin cocer. Luego empezó a
leer sobre arte, a ver exposiciones y a ir a ferias. Se empapó de arte y
se preocupó de aprender la técnica. Solo una tarde recibió lecciones de
un escultor que trabajaba cerca del cementerio de Pereiró. Luego, el
afamado escultor Nogueira de la Escuela de Artes y Oficios también le
dio claves que le sirvieron para desarrollar su labor.
Paralelamente,
se formó en pintura. La instruyó técnicamente Castro Couso durante 6
meses en Vigo. "Enseguida me fui por mi cuenta. Muchos van a distraerse y
a dar la lata pero a mí me apetecía más trabajar sola. Me cundía más",
explica. También se formó en talla en madera asistiendo durante un año a
clases en la Escuela de Artes y Oficios.
Se
dedicó en cuerpo y alma a la pintura y a la escultura. "La pintura es
más rápida y tiene sensaciones más ligeras. Tengo quemado muchas ollas
de leche al fuego, concentrada pintando un cuadro", sonríe. "Esculpir
lleva más tiempo", es muy duro -especialmente con el mármol, que "es muy
falso" y se rompe con facilidad- pero también es "más relajante",
señala.
Las creaciones de
Encarnación Penelas eran vanguardistas pero se situaban entre lo
figurativo y lo abstracto, predominando el dinamismo de los cuerpos, las
figuras humanas."Me gusta que se sepa lo que es", explica. Tienen su
sello personal. "Se sabe que son mías", explica. Triunfó como escultora y
expuso sus creaciones en exposiciones individuales o colectivas en
diferentes puntos de la geografía gallega -Vigo, Pontevedra, Tui,
Vilagarcía, Santiago, o A Estrada- así como en ciudades como Madrid y
Barcelona o, ya en el extranjero, Oporto, Basilea o Montreal.
Faro de Vigo
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