El profeta Moisés era el principal lider de los israelitas, a los que liberó de su cautiverio en Egipto. Asimismo recibió los Diez Mandamientos de Dios y se cree que escribió los primeros cinco libros del Angiguo Testamento. Por lo general se le representa como un enérgico hombre mayor con una larga barba blanca y de ambos lados de su cabeza suelen salir rayos de luz porque al recibir la plabra de Dios "la piel de su cara brilló"
Estos rayos en ocasiones se representan en forma de cuernos debido a una mala traducción del hebreo al latín
Nicolas Poussin (Hallazgo de Moisés)
Los episodios de la vida de moisés solían representarse junto con los de otros profetas del Antiguo Testamento, como en los frescos de la colegiata de San Gimignano, obra de Bartolo de Fredi.
Cuando Dios mandó a las feroces serpientes para castigar a los israelitas, Moisés levantó una serpiente de bronce sobre un palo para curarlos, anticipándose la la escena de la Crucifixión. No fue esta la única escena de la vida de Moisés que se equiparó con la vida de Cristo, como se aprecia, por ejemplo, en la Caida de Maná o La última cena, de Tintoreto.
Cuando Moisés escribió la ley de las viejas alianzas, Jesucristo hizo lo propio con las nuevas, escena que recrearon los frescos de varios artistas, entre ellos Botticelli y Perugino. Como máximo representante de Dios en la tierra, san Pedro era a menudo comparado con Moisés.
Algunos episodios aislados de la vida de Moisés escogían por motivos formales, en Moisés defendiendo a las hijas de Jetró, Rosso Fiorentino se atrevió a mostrar unas figuras musculadas luchando; la elegancia de la hija del faraón encontrando a Moisés cuando era un bebé resultó muy atractiva pra Poussin y Tiepolo y la quinta plaga de Egipto de Turner se sitúa en un paisaje tormentoso.
Los episodios de la vida de Moisés representados con más frecuencia son el ya mencionado hallazgo del bebé en una cesta, el que aparece pisando la corona que el faraón ha colocado sobre su cabeza
(una escena que pasó a representar la salvación de su pueblo), el del arbusto en llamas a través del cual Dios le pide que evacúe a su gente de Egipto, la separación de las aguas del Mar Rojo y los Diez Mandamientos.
Juan Montero de Rojas
Tras la muerte de Moisés Josué condujo a su pueblo hasta el río Jordán, que los sacerdotes atravesaron con el arca de la Alianza a sus hombros. Al entrar sus pies en contacto con las aguas, éstas se separaron y de ese modo pudo pasar la gente. En memoria de este milagro, Josué pidió a dos de sus hombres que cogieran otras tantas piedras del lugar donde habían estado los sacerdotes sobre el agua y las colocaran en la otra orilla.
Justo en ese lugar se encontraba la ciudad de JERICÓ, en la región de Canaán, y que, por encargo expreso de Dios, Josué y los israelitas asediaron durante seis días. Cada día, siete sacerdotes emprendían una marcha alrededor de la ciudad con siete trompetas ante el arca de la Alianza, pero el séptimo día rodearon las ciudad siete veces y después tocaron las trompetas. En ese momento, las murallas de la ciudad se derrumbaron.
Estas escenas fueron plasmadas en el panel de la puerta de Josué del baptisterio de la catedral de Florencia de la mano de Ghiberti.
La grandiosa y dramática pintura de John Martin (Josué ordenandole al sol que permanezca quieto sobre Gedeón) muestra cómo Dios dio tiempo a los israelitas para que se vengaran de sus enemigos, los amorreos, muchos de los cuales fueron asesinados.
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