En el libro de Daniel se relata la dramática historia de la bella y piadosa Susana. Ella es la esposa del rico y respetado Joakim, en cuya casa babilónica los ancianos se reunían diariamente para juzgar los casos de la gente. De estos, dos ancianos "malvados" querían seducir a Susanna y conspiraban para violarla. Un día vieron a Susanna bañándose sola en un jardín cerrado y le pidieron sexo; si ella se negaba , informarían que la vieron teniendo relaciones sexuales con un hombre joven. Cuando Susanna se negó, públicamente la acusaron de adulterio y fue condenada a muerte. Susanna clamó a Dios y el último momento el profeta Daniel intervino para exponer las mentiras. El consejo de Ancianos revocó la sentencia y absolvió a Susanna.
Esta historia ha generado importantes interpretaciones artísticas, desde el arte de las catacumbas, que colocan a Susana como ejemplo de piedad y fe y la representan confortando a los difuntos y a sus familias. A partir del siglo XV -XVI, muchos artistas destacan el baño desnudo de Susana en el jardín
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