(Hulst, h. 1584- Amberes, 1651). Pintor y comerciante flamenco, hermano
de Jan y Paul de Vos. Entró en el Gremio de Pintores de San Lucas de
Amberes como maestro en 1608, siendo decano desde 1619. Son sus años de
mayor éxito, convirtiéndose, a partir de 1620, en el principal
retratista flamenco hasta la irrupción de Antonio van Dyck. En sus
pinturas es evidente la influencia de Jordaens, y su relación con las
del propio Van Dyck, especialmente en la libertad de planteamiento, no
sujeto a la pesada imposición de la retratística del siglo XVI.
Sus
obras se caracterizan por el equilibrio compositivo, en las que la
fuerte gestualidad de los personajes le ayuda a establecer relaciones
afectivas entre ellos. A partir de 1616 se aprecia en sus retratos una
evolución hacia un estilo barroco más animado y maduro, sus modelos se
alejan del espectador y el tamaño de las composiciones se agranda
progresivamente, evitando los modelos estereotipados en interiores. En
los años previos a la década de 1630 su producción es inmensa, y existen
datos de la llegada de al menos seis retratos reales de su mano a
España.
La vuelta de Van Dyck a Amberes en 1627, supuso un nuevo cambio
en su obra, animándole a realizar retratos de cuerpo entero, en los que
confiere mayor importancia al escenario arquitectónico o natural que
rodea a los personajes. A partir de 1630 vuelve a fórmulas estilísticas
anteriores, para lo que utiliza composiciones eminentemente rígidas. La
devaluación artística de sus últimas obras se relaciona con un cambio de
gusto, ya que a mediados de siglo comienza a prevalecer el interés por
los retratos de grupo a pequeña escala, en detrimento de los de cuerpo
entero en los que Cornelis estaba especializado.
La otra faceta
pictórica de Vos cultivada en los primeros años de su carrera fue la
temática de historia. Algunas de sus obras de esta etapa demuestran un
uso convencional de las formas y un tradicional sentido de la solidez.
Sus primeras pinturas religiosas se caracterizan por el emplazamiento
teatral de las figuras, la falta de tres dimensiones y la utilización
de color local. La evolución estilística de este género es paralela a la
que sufrieron sus retratos. En ellos la variedad de poses y la
expresividad de los personajes se combinan con un sentido fuertemente
plástico de la representación.
A partir de 1630 se observa una evolución
en que empieza a representarlos en escenarios naturales y a utilizar
figuras de menor tamaño. Las composiciones se complican formal y
conceptualmente y sus cuadros evolucionan hacia escenas insertas en
escenarios y paisajes idílicos, muy relacionadas con el interés por lo
pastoril que empapó el arte flamenco de la década de 1630, en las que el
barroquismo más teatral va imponiéndose. Su enorme producción de
escenas mitológicas y religiosas de pequeño tamaño, destinadas a la
burguesía, inundó el mercado flamenco gracias a sus buenas relaciones
con comerciantes como Crisóstomo van Immersel, y sus propias actividades
comerciales.
Especialmente importante fue la exportación de este tipo
de pinturas hacia España. El gran éxito de su obra puede atribuirse,
asimismo, a la colaboración con otros pintores que realizaron diversos
elementos de sus pinturas. Así es frecuente la mano de Jan Wildens en
los paisajes, y de Paul de Vos y Frans Snyders en los animales. Pero con
quien trabajó más cercanamente fue con Rubens, con quien participó en
la realización de algunos retratos para el llamado Arco de Felipe,
durante la entrada del cardenal-infante en Amberes en 1635 y en la
decoración pictórica de la Torre de la Parada, realizando tres escenas
mitológicas, que se conservan en el Prado.
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