viernes, 8 de mayo de 2015

SAMARKAND


Habíamos pasado por Jiva y Bujara entre soles y sombras. Con nosotros caminaban las historias más hermosas, los aromas más exóticos, el rítmico sonar de los laúdes y panderos


El color y la luz tamizaban el cenit de turquesas y las mayólicas parecían escaparse entre las nubes y los minaretes, como el enamorado arquitecto de Bibi-Khanym


Y fue alli, en la plaza del Registan, con el milagro de la noche y la luz del plenilunio, restallando entre los oros de la medersa de oulougbek, provocando hechizos con sus paneles de marmol,



contrabalanceando sinuosamente las diagonales de mosaico y ladrillo hacia el aivan y el tímpano, repleto de cincelado por una constelación de estrellas de cinco y diez puntas con las cuales, armonicamente, danzan y hacen eco las estrellas del arco, cuando de pronto, comprendí

Allí fue cuando pensé que las teorías de influjo del espacio y de la antropología no son localistas. El quehacer de nuestros artistas se aproxima de forma casi exacta a estas recreaciones de luz y color, de línea y precisión, aquí encontradas tantas veces en Gour-Emr, ante el Gran Tamerlán o en Chakhi-Zinda entre líneas y espacios evocadores de las "Mil y una noches".

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