jueves, 18 de febrero de 2021

Jeanne Hébuterne

  


En marzo de 1917 el gran pintor Amedeo Modigliani (Livorno, 1884-París, 1920) conoce a Jeanne Hébuterne, una joven estudiante de pintura, en la Académie Colarossi. Él tiene 33 años, ella 19. No tardan en irse a vivir juntos a pesar de la radical oposición de la familia de ella, católica hasta la médula, que ve en el pintor judío una peligrosa influencia para Jeanne. Ella -capa, tocado y botas altas- se siente libre.

                        autoretrato

Amadeo es un hombre obsesionado por la estética (tardó mucho en asumir su talento como pintor) y por la belleza (Jeanne, la vemos en las fotos, era hermosísima). La reciente publicación de “Cartas” (Elba), con las epístolas del artista, es testimonio de sus convicciones y sus dudas artísticas. Al conocerla, por un momento siente que en su vida todo encaja. Tienen una hija. Pero los demonios de la enfermedad y los excesos de alcohol y otras sustancias no tardarán en asomarse.

Asfixiados por las deudas -poco éxito tuvo en vida Modigliani, tan aclamado después- y en el cuartucho que comparten, el pintor delira durante una semana. “Los amantes de Montparnasse” apenas comen. “Modi” inmóvil. Ella, a su lado, embarazada de ocho meses (algunos apuntan nueve) del que iba a ser el segundo hijo de la pareja. Finalmente Modigliani muere el 24 de enero de 1920 -oficialmente, de meningitis tuberculosa- a los treinta y cinco años de edad.

Dos días después del entierro, presenciando una disputa familiar sobre el futuro de sus dos hijos ilegítimos, Jeanne (que no soporta la pérdida del “Modi”) se dirige a la ventana del quinto piso, la de su antigua habitación en casa de sus padres, y se lanza al vacío. Rue Amyot, 8 bis, distrito V de París. Tiene 21 años. De su hija mayor (que con el tiempo escribiría un libro sobre sus padres: “Modigliani, hombre y mito) se hará cargo una hermana de Modigliani.


Hay quien apuesta que lo hizo por amor. Otros, por desesperación. Tal vez fueran las dos cosas. El caso es que el cuerpo de Jeanne tardaría mucho a volver a estar cerca del de su amado. El pintor Modigliani fue enterrado “como un príncipe”, en el legendario cementerio de Père-Lachaise mientras que Jeanne, en cambio, fue enterrada en secreto por su avergonzada familia, en el cementerio de Bagneux.

 Tuvieron que pasar diez años hasta que el hermano mayor de Modigliani lograra convencer a la familia de Jeanne de trasladar sus restos junto a Amedeo. Desde 1930 reposan juntos bajo el mismo epitafio: “Compañera devota hasta el sacrificio extremo”.

 La Vanguardia

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