Chaplin, en su película EL GRAN DICTADOR, hace una llamada a favor de la democracia, las libertades, la hermandad de los pueblos y contra la avaricia. Esta película le supuso ser acusado de ser contrario a los intereses de los Estados Unidos y en 1952 le prohibieron volver, despues de haber vivido 40 años en USA. Volvió en 1972 a recoger un oscar honorífico. Esta película no se pudo ver en España hasta 1976, una vez muerto Franco
A continuación dejo la película completa
El alegato de más de
cuatro minutos y medio con el que Chaplin concluía el filme era una
llamada a favor de la democracia, las libertades, la hermandad de los
pueblos y contra la avaricia,
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2578979/0/mensaje-gran-dictador/chaplin-aniversario-75-anos/#xtor=AD-15&xts=467263
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El 15 de octubre de
1940 se estrenó en Nueva York la película 'El gran dictador', en la que
Chaplin hacía un alegato contra los totalitarismos europeos.
Se mofaba de Hitler, al que hacía referencia la cinta, y del nazismo
y terminaba con uno de los mejores discursos de la historia del séptimo
arte.
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Actividad social
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EFE. 14.10.2015 - 12:11h
El día que Charles Chaplin habló por primera vez en una película, se
puso serio y miró directamente a la cámara para criticar sin tapujos,
amparado en una historia de ficción, las vilezas reales que sacudían al
mundo hace ahora ya 75 años, un testimonio que aún hoy mantiene su
vigencia.
Imágenes
El gran dictador 1 Foto
El célebre cómico del cine mudo que arrancaba sonrisas con su entrañable
Charlot, estrenó el 15 de octubre de 1940 en Nueva York su cinta El
gran dictador, una obra que se mofaba de las ambiciones totalitarias de
los fascismos europeos y terminaba con uno de los mejores discursos de
la historia del séptimo arte.
El alegato de más de cuatro minutos y medio con el que Chaplin concluía
el filme era una llamada a favor de la democracia, las libertades, la
hermandad de los pueblos y contra la avaricia, el odio y la
intolerancia.
Un mensaje que resonó como una declaración personal de Chaplin, quien
protagonizó, dirigió, escribió y financió el largometraje que levantó
suspicacias políticas y reproches diplomáticos desde su fase de
producción.
'El gran dictador' se entendió en aquel mundo polarizado como un
procomunismo encubierto Al actor, El gran dictador le supuso ser
calificado como propagandista contrario a los intereses de EE UU por las
autoridades estadounidenses, quienes en 1952 le llegaron a prohibir su
regreso al país donde había vivido durante 40 años. Este artista nacido
en Londres volvería a EE UU en una última ocasión, en 1972 para recoger
su Óscar honorífico.
Antes de su entrada en la Segunda Guerra Mundial, EE UU había preferido
mantenerse al margen de las tensiones europeas y del auge de los
beligerantes nacionalismos que veía con buenos ojos porque se oponían a
la que consideraba la gran amenaza de la época: el comunismo.
El antifascismo que emanaba de El gran dictador se entendió en aquel
mundo polarizado como un procomunismo encubierto, y muchos juzgaron por
ello a Chaplin, quien pasó a engrosar la lista negra de artistas vetados
por Hollywood.
El argumento del filme se centraba en dos historias, la de un barbero
que vivía en un gueto en un país imaginario llamado Tomania, y la del
ambicioso líder de ese estado, el dictador Hynkel, ambos personajes
interpretados por Chaplin. Tomania era una alusión a Alemania; Hynkel, a
Hitler; y el barbero simbolizaba la víctima de la tiranía.
Paralelismos entre el actor y Hitler
Chaplin hizo que Hynkel y el barbero fueran físicamente semejantes para
poder intercambiar sus roles, de tal forma que una casualidad hiciera
que al final de la cinta el opresor fuera arrestado por sus soldados y
el oprimido ocupara su lugar en el clímax del filme.
Los paralelismos no acaban ahí. El documental Charlot y el Dictador
(2002) indagó sobre las similitudes existentes entre Chaplin y Hitler,
más allá del bigote. Ambos nacieron en la misma semana de 1889, tuvieron
una infancia difícil, el primero en Londres y el otro en Viena, algo
que les llevó a tener vocaciones artísticas, las de actor y pintor,
respectivamente, y los dos fueron figuras influyentes, aunque de muy
distinta forma.
Quien fuera arquitecto colaborador de Hitler, Albert Speer, aseguró en
sus últimos años de vida que El gran dictador era "el mejor documental"
sobre el líder nazi. Se cree que Hitler tuvo ocasión de ver el filme,
aunque se desconoce cuál pudo ser su reacción.
La película fue el mayor éxito comercial de Chaplin, aunque su estreno
se limitó a EE UU, Reino Unido y México antes de la rendición de
Alemania en la Segunda Guerra Mundial. En Francia, que había sido
ocupada por los nazis, se pudo ver en 1945, en Italia en 1946 -muerto ya
Mussolini-, y en España en 1976, fallecido Francisco Franco.
El gran dictador gustó a los críticos de cine de la época, no así su
solemne discurso final, que se contempló como una extravagancia que
carecía de sentido dentro de la historia, aunque sus mensaje, sin
embargo, sí encontraría su sitio para la posteridad.
Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2578979/0/mensaje-gran-dictador/chaplin-aniversario-75-anos/#xtor=AD-15&xts=467263
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El día que Charles
Chaplin habló por primera vez en una película, se puso serio y miró
directamente a la cámara para criticar sin tapujos, amparado en una
historia de ficción, las vilezas reales que sacudían al mundo hace ahora
ya 75 años, un testimonio que aún hoy mantiene su vigencia.
Imágenes
El gran dictador 1 Foto
El célebre cómico del cine mudo que arrancaba sonrisas con su entrañable
Charlot, estrenó el 15 de octubre de 1940 en Nueva York su cinta El
gran dictador, una obra que se mofaba de las ambiciones totalitarias de
los fascismos europeos y terminaba con uno de los mejores discursos de
la historia del séptimo arte.
El alegato de más de cuatro minutos y medio con el que Chaplin concluía
el filme era una llamada a favor de la democracia, las libertades, la
hermandad de los pueblos y contra la avaricia, el odio y la
intolerancia.
Un mensaje que resonó como una declaración personal de Chaplin, quien
protagonizó, dirigió, escribió y financió el largometraje que levantó
suspicacias políticas y reproches diplomáticos desde su fase de
producción.
'El gran dictador' se entendió en aquel mundo polarizado como un
procomunismo encubierto Al actor, El gran dictador le supuso ser
calificado como propagandista contrario a los intereses de EE UU por las
autoridades estadounidenses, quienes en 1952 le llegaron a prohibir su
regreso al país donde había vivido durante 40 años. Este artista nacido
en Londres volvería a EE UU en una última ocasión, en 1972 para recoger
su Óscar honorífico.
Antes de su entrada en la Segunda Guerra Mundial, EE UU había preferido
mantenerse al margen de las tensiones europeas y del auge de los
beligerantes nacionalismos que veía con buenos ojos porque se oponían a
la que consideraba la gran amenaza de la época: el comunismo.
El antifascismo que emanaba de El gran dictador se entendió en aquel
mundo polarizado como un procomunismo encubierto, y muchos juzgaron por
ello a Chaplin, quien pasó a engrosar la lista negra de artistas vetados
por Hollywood.
El argumento del filme se centraba en dos historias, la de un barbero
que vivía en un gueto en un país imaginario llamado Tomania, y la del
ambicioso líder de ese estado, el dictador Hynkel, ambos personajes
interpretados por Chaplin. Tomania era una alusión a Alemania; Hynkel, a
Hitler; y el barbero simbolizaba la víctima de la tiranía.
Paralelismos entre el actor y Hitler
Chaplin hizo que Hynkel y el barbero fueran físicamente semejantes para
poder intercambiar sus roles, de tal forma que una casualidad hiciera
que al final de la cinta el opresor fuera arrestado por sus soldados y
el oprimido ocupara su lugar en el clímax del filme.
Los paralelismos no acaban ahí. El documental Charlot y el Dictador
(2002) indagó sobre las similitudes existentes entre Chaplin y Hitler,
más allá del bigote. Ambos nacieron en la misma semana de 1889, tuvieron
una infancia difícil, el primero en Londres y el otro en Viena, algo
que les llevó a tener vocaciones artísticas, las de actor y pintor,
respectivamente, y los dos fueron figuras influyentes, aunque de muy
distinta forma.
Quien fuera arquitecto colaborador de Hitler, Albert Speer, aseguró en
sus últimos años de vida que El gran dictador era "el mejor documental"
sobre el líder nazi. Se cree que Hitler tuvo ocasión de ver el filme,
aunque se desconoce cuál pudo ser su reacción.
La película fue el mayor éxito comercial de Chaplin, aunque su estreno
se limitó a EE UU, Reino Unido y México antes de la rendición de
Alemania en la Segunda Guerra Mundial. En Francia, que había sido
ocupada por los nazis, se pudo ver en 1945, en Italia en 1946 -muerto ya
Mussolini-, y en España en 1976, fallecido Francisco Franco.
El gran dictador gustó a los críticos de cine de la época, no así su
solemne discurso final, que se contempló como una extravagancia que
carecía de sentido dentro de la historia, aunque sus mensaje, sin
embargo, sí encontraría su sitio para la posteridad.
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