martes, 7 de agosto de 2018

Ramón Acín Aquilué



Acín fue el primero al que fueron a buscar cuando los sublevados tomaron Huesca

Ramón Acín (1888-1936)


Ramón Acín Aquilué fue un artista plástico aragonés, pintor y escultor, dibujante y caricaturista. Anarquista del lápiz, murió fusilado por los golpistas en 1936. Hoy se valora su calidad como artista y su compromiso político con el anarquismo, sus actividades docentes y su labor pedagógica renovadora, relacionada con la Institución Libre de Enseñanza. Siempre estuvo muy vinculado a su ciudad natal, Huesca, donde nace en 1888, hijo de un agrimensor y de una maestra, acomodados pero no ricos.
Colabora en el Diario de Huesca y en El Sol con artículos críticos e ilustraciones irónicas. Como dibujante publica en la prensa diaria aragonesa y en la libertaria  desde 1910; funda en Barcelona con Ángel Samblancat y Federico Urales el semanario La ira, órgano de expresión del asco y la cólera del pueblo, cuyas proclamas sociales le llevan a la cárcel.
 Usó los pseudónimos de Espartaco y Fray Acín. Colabora  como ilustrador y articulista en numerosas publicaciones. En 1913 es pensionado por la Diputación de Huesca y viaja por varias ciudades españolas. Obtiene plaza de profesor de dibujo en la Normal de Huesca en 1916, y abre escuela, la Academia de dibujo y modelado Ramón Acín.


 Se instala en Madrid entre 1915-1917, donde trata a artistas y escritores de la vanguardia como Ramón (al que cedió el mítico torreón de la calle Velázquez), Lorca o a su paisano Buñuel, a quien le financia el documental Tierra sin pan, gracias a un billete premiado de la Lotería Nacional; Acín figura en los títulos de créditos del documental como ayudante de dirección. Su pintura era entonces regionalista.
A partir de 1926 y de una estancia en París evoluciona hacia el llamado arte nuevo: postcubismo, futurismo, surrealismo. A fines de los años 20 esculpe con materiales pobres, chapa y cartón. Obras como El agarrotado y El Crucificado, influidas por Gargallo, quizá constituyan lo más interesante de su obra, junto a Las pajaritas, ubicada en un parque de Huesca, la llamada fuente de las pajaricas.  Antonio Saura habló de su concepto humilde de la escultura y de efectividad minimalista. La crítica elogia estas obras y celebra las primeras exposiciones a partir de 1929 en Barcelona, Zaragoza y Madrid. En 1928 imprimió un manifiesto goyesco, denunciando la impostura del centenario.
 Se exilia en París huyendo de la asonada de Jaca, a cuyos protagonistas les haría un monumento. Con la República, practica un nuevo clasicismo propio de una sociedad esperanzada, pero pronto los problemas sociales se reflejan en su obra. Acín es un humorista que se define como exhumorista y que pide a sus amigos republicanos que adecenten las cárceles, cuyo estado conocía debido a su militancia anarquista. 


Su papel en las vanguardias y el anarquismo aragonés fue esencial. Su espíritu inquieto le llevó a interesarse por la pedagogía moderna, las formas de vida libre, y el popularismo. Por su compromiso con las ideas revolucionarias fue fusilado por los insurrectos contra las tapias del cementerio de su ciudad la noche del 6 de agosto; a su mujer, Conchita Monrás, pianista y esperantista, la ejecutaron el 23;  dejaron dos niñas huérfanas.
 En 1937 su amigo de la infancia y correligionario F. Aláiz publica Vida y muerte de Ramón Acín. Después llega un gran silencio hasta que se le revaloriza de nuevo en su tierra a partir de 1982 y se van  celebrando sucesivas exposiciones sobre su obra, homenajes y estudios. En 2007 se creó una fundación con su nombre.

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