Acín fue el primero al que fueron a buscar cuando los sublevados tomaron Huesca
Ramón Acín (1888-1936)
Ramón Acín Aquilué fue un artista plástico aragonés, pintor y escultor, dibujante y caricaturista. Anarquista del lápiz, murió fusilado por los golpistas en 1936. Hoy se valora su calidad como artista y su compromiso político con el anarquismo, sus actividades docentes y su labor pedagógica renovadora, relacionada con la Institución Libre de Enseñanza. Siempre estuvo muy vinculado a su ciudad natal, Huesca, donde nace en 1888, hijo de un agrimensor y de una maestra, acomodados pero no ricos.
A partir de 1926 y de una estancia en París evoluciona hacia el llamado arte nuevo: postcubismo, futurismo, surrealismo. A fines de los años 20 esculpe con materiales pobres, chapa y cartón. Obras como El agarrotado y El Crucificado, influidas por Gargallo, quizá constituyan lo más interesante de su obra, junto a Las pajaritas, ubicada en un parque de Huesca, la llamada fuente de las pajaricas. Antonio Saura habló de su concepto humilde de la escultura y de efectividad minimalista. La crítica elogia estas obras y celebra las primeras exposiciones a partir de 1929 en Barcelona, Zaragoza y Madrid. En 1928 imprimió un manifiesto goyesco, denunciando la impostura del centenario.
Se exilia en París huyendo de la asonada de Jaca, a cuyos protagonistas les haría un monumento. Con la República, practica un nuevo clasicismo propio de una sociedad esperanzada, pero pronto los problemas sociales se reflejan en su obra. Acín es un humorista que se define como exhumorista y que pide a sus amigos republicanos que adecenten las cárceles, cuyo estado conocía debido a su militancia anarquista.
Se exilia en París huyendo de la asonada de Jaca, a cuyos protagonistas les haría un monumento. Con la República, practica un nuevo clasicismo propio de una sociedad esperanzada, pero pronto los problemas sociales se reflejan en su obra. Acín es un humorista que se define como exhumorista y que pide a sus amigos republicanos que adecenten las cárceles, cuyo estado conocía debido a su militancia anarquista.
Su papel en las vanguardias y el anarquismo aragonés fue esencial. Su espíritu inquieto le llevó a interesarse por la pedagogía moderna, las formas de vida libre, y el popularismo. Por su compromiso con las ideas revolucionarias fue fusilado por los insurrectos contra las tapias del cementerio de su ciudad la noche del 6 de agosto; a su mujer, Conchita Monrás, pianista y esperantista, la ejecutaron el 23; dejaron dos niñas huérfanas.
En 1937 su amigo de la infancia y correligionario F. Aláiz publica Vida y muerte de Ramón Acín. Después llega un gran silencio hasta que se le revaloriza de nuevo en su tierra a partir de 1982 y se van celebrando sucesivas exposiciones sobre su obra, homenajes y estudios. En 2007 se creó una fundación con su nombre.
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