sábado, 23 de junio de 2018

LA MAMA DE CRIS



Hace mucho calor y aunque para los mayores parece que nunca es suficiente, Cris ve alterados a los miembros de la residencia.

Una asociación se ofreció a llevar perros y gatos para que los ancianos se divirtieran. Todos colaboraron para que la sala quedase en condiciones de fiesta. Los cuidadores llevaron a sus niños  y todos felices aplaudieron la llegada de los bichos. Cuando más entretenidos estaban con las gracias de los animales se levantó Concha y batiendo palmas gritó: "Niños, se acabó el recreo, cada uno a su clase". A Concha le salíó la vena de sus años de maestra y tuvieron que rogarle que dejara acabar la actuación.

Al  acabar la fiesta los familiares de los residentes se quedaron charlando. La madre de Cris se dirigió a un hombre que no había visto por allí antes. Cris escuchaba la conversación divertida- Ah que es usted legionario, vaya igual que mi marido. Cris intervino- Pero papá ¿no hizo la mili en Zaragoza?- Eso fue antes, le contestó cortante la madre. El hombre intrigado preguntó ¿Estuvo en el destacamento de Sidi Ifni o en Aaiún?
 Aaiún, ahí estuvo y desfilaba con la cabra. Daba gusto verlo, tan buen porte, alto y guapo. Cris creía soñar... su padre ahora ascendido a paseante de la cabra, ya era hora de volver a casa. En el autobús la gente veía de reojo su sonrisa pero a ella no le importaba nada, acababa de descubrir que su padre había sido un héroe alto y guapo

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