Mateo era un recudador de impuestos del gobierno romano al que un día Jesús le dijo "Sigueme" y el le siguió. No hay constancia histórica de lo acaecido durante el resto de su vida, pero la leyenda cuenta que predicó por Etiopía, cuyo rey deseaba a una virgen cristiana. Mateo lo reprendió por desear violar a una novia de Cristo y como castigo el santo fue martirizado con una espada y un hacha. Mateo suele ser representado escribiendo su evangelio, por lo general guiado por un ángel, aunque tambien suele llevar las monedas que empleaba en su anterior trabajo. Era el santo patrón de los cambistas y banqueros de Florencia.
En este cuadro de Caravaggio
que está colocado en la pared lateral de la capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los Franceses en Roma, podemos ver trece personajes, en diferentes posturas y expresiones. Las figuras del fondo consiguen sumergir al espectador en la violenta escena. La iluminación de las dos figuras centrales crea un potente contraste entre el musculoso cuerpo del verdugo y el cuerpo tendido e indefenso del anciano vestido de sacerdote. El cuerpo de Mateo forma una cruz a los pies de su ejecutor, un angel sostiene una palmera, el emblema del martirio, que el santo intenta agarrar.
Todos los personajes que rodean la escena parecen haber sufrido la onda expansiva y se alejan en diferentes posturas desordenadas del verdugo y la víctima.
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