El rey de Siria, Tías, tenía una hija, Mirra o Smirna. a quien la cólera de Afrodita impulsó a desear un incesto con su padre. Ayudada por su nodriza, Hipólita, logró engañar a Tias. uniéndose a él durante doce noches; pero a la duodécima el padre se dio cuenta del engaño y, armado con un cuchillo quiso matarla. Ante el peligro, Mirra pidió ayuda a los dioses, los cuales, apiadándose, la convirtieron en un árbol: el árbol de la mirra.
Diez meses despues, la corteza de ese árbol se levantó, rompiéndose dio salida a un niño que recibió el nombre de Adonis. El niño era tan bello que Afrodita se enterneció, lo recogió y se lo confió a Perséfone. Esta lo crió pero enamorada de él se negó a devolverselo a Afrodita. Zeus tuvo que resolver el entuerto y decidió dividir los años en tercios. El primer tercio debería pasarlo con Afrodita, ya que fue ella la que le salvó la vida; el segundo tercio lo pasaría con Perséfone, ya que lo había cuidado desde que era un bebé y el resto del año estaría libre para que lo pasara como el quisiera.
El tiempo fue pasando pero cuando tocaba el tercio libre, Afrodita, totalmente enamorada de Adonis, quería que pasara más tiempo con ella. Perséfone, celosa, se percató de que Afrodita estaba incumpliendo el acuerdo y decidió buscar a Ares. Este había sido amante de Afrodita y se puso furioso por los celos. Se convirtió en jabalí y un día en que Adonis estaba cazando por el bosque, lo atacó y lo mató en presencia de Afrodita. La diosa quiso socorrerlo pero quedó enganchada en unas ramas y no logró salvarlo.
Antonio Canova
Perséfone, como reina de los muertos, estaría todo el año en compañia de Adonis, así que Afrodita acudió de nuevo a Zeus para que arreglara la situación. Esta vez Zeus decidió que Afrodita pasara el verano con Adonis y el resto en compañia de Perséfone
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