domingo, 24 de noviembre de 2013

Querida Cris, la presente es para....

Querida Cris:

Hace tiempo que no te escribo, pero hoy que me tengo que quedar en casa forzosamente me acordé de ti.


Tienes razón cuando dices eso de que "nosotros creemos que conocemos a nuestros hijos, pero son ellos los que nos conocen porque tienen tiempo para estudiarnos desde que nacen".   Teo se levantó aparentemente normal pero despues de desayunar empezó a retorcerse y quejarse.  Intenté convencerlo que eso se le pasaría en diez minutos pero nada... así  que pasé a las oraciones lapidarias...


"vale, te vas a la cama pero en esta casa no se pone la televisión ni se oye el ruido de una mosca"

Intentas aplicar una lógica, ya sé que eso de la multiplicación  lo lleva fatal...¿¿Le preocupa algo?  ¿Y si de verdad está mal?-  Buscas, indagas en la experiencia...  A mi siempre me viene a la memoria la infancia con mis abuelos. Recuerdo el enorme problema al que tuve que enfrentarme despues de haberle dado una bofetada a la hija de la maestra.  Comencé la obra de teatro por la noche. Me fui a la cama sin cenar y a la mañana siguiente me contorsioné, gemí, me agarré la tripa con todas mis fuerzas, toda la actuación ante la mirada impasible de mi abuela.


 Aquella mujer desalmada no se conmovía así que pasé a las lágrimas, pero de las de verdad, y cuando casi le había inundado la cocina me ordenó que me fuera a la cama.  Me arrebujé entre las sábanas con una sonrisa de triunfo. Cuando la abuela entró en el cuarto con una botella y una especie de toalla blanca y me ordenó sacarme la ropa, comprendí que algo no iba a funcionar tan bien como había pensado. Me colocó  con la cara contra la almohada y empezó a frotarme la espalda con aquel paño que ella aseguraba que era de lino y yo diría esparto. Daba tragos de aguardiente y los escupía sobre mi espalda, y frotaba, frotaba...cuando yo pensé que la piel ya había saltado a tiras me obligó a beber un trago de agua de Carabaña.  Tenía la piel ardiendo, el interior de mi cuerpo se había agriado con aquella agua ¿Que más me podía pasar?  Volvió a entrar en la habitación, esta vez con una cataplasma de vinagre que colocó sobre mi cabeza. Yo estaba confusa, mucho- miré por la ventana, la lluvia golpeaba fuertemente los cristales.  Aquel día comprendí que a veces no hay más remedio que hacer frente a los problemas...


Al día siguiente, los niños en la escuela me hicieron un pasillo cuando entré ¿Se había publicado la noticia en todos los periodicos del mundo? Me senté con la cabeza baja esperando a que Doña Josefa me ordenara extender las manos para darme con la vara...nada ocurrió


gif divertido vieja (3)Gracias abuela por haberme curado a escupitajos!

¿Que hago amiguiña? ¿Le dejo entrar en el ordenador? ¿Le digo que te vaya a limpiar el acuario?   O.....¿Le doy unas friegas de aguardiente? 

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