A Anquises, rey de los dárdanos y aliado de los troyanos le gustaba vagar por los campos y montañas de su país y sucedió que un día Júpiter puso su vista en él. Júpiter quería escarmentar a su hija Venus haciendo que se enamorara de un mortal. Anquises era joven y guapo y llamó la atención de la bella Venus. Despues de una noche de amor Venus concibió a Eneas.
Anquises y Venus -William Blake
La diosa obligó a Anquises a prometer que nunca revelaría que ella era la madre pero Anquises terminó por vanagloriarse de su amor con una diosa. Júpiter encolerizado lanzó un mortifero rayo contra el amante de su hija pero ésta logró desviarlo, alcanzando a Anquises en un pie dejándolo cojo para el resto de su vida.
Rubens
Cuando los griegos se dispusieron a ir a la guerra para castigar el rapto de Helena por Paris, Eneas era ya un guapo mozo y acudió a Troya en defensa de la ciudad.
Federico Barocci
Cuando Troya es destruida, Eneas es uno de los pocos que sobreviven. Huye llevando consigo a su anciano padre y a su hijo Ascanio de la mano. Atrás dejó a su esposa Creusa que herida de muerte rogó a Eneas que pusiera a su hijo a salvo.
Junto a un numeroso grupo de fugitivos Eneas emprendió un largo, peligroso y aventurado viaje que los lleva a Tracia, Delos, Creta y Sicilia, donde muere su padre.
Eneas y su padre -Simon Vouet
Una noche los dioses troyanos se le aparecieron en sueños a Eneas y le manifestaron que el verdero destino de sus gentes estaba en tierras itálicas. Partieron en sus naves pero apenas habían perdido las costas de vista una tempestad dividió la flota. Los sobrevivientes llegaron hambrientos a tierra y se dispusieron a sacrificar unas cabezas de ganado pero al hacerlo oyeron unos espantosos chillidos. Unas terribles Harpías sobrevolaron sus cabezas robándoles los alimentos.
La diosa Juno, que siempre había odiado a Eneas, al conocer que su destino predestinado era Roma intentó detenerlos con una tormenta y Eneas y su tripulación son arrojados a la costa africana donde la diosa Dido, reina de Cartago, les ofrece su hospitalidad.
Pierre Lacour
Dido se enamora perdidamente de Eneas y le suplica que se quede con ella, pero éste siendo consciente de
cuál es su verdadero destino y obligación se niega, por lo que Dido,
rota de amor, se suicida.
Heinrich Friedrich Füger
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