jueves, 17 de marzo de 2016

BACO Y ARIADNA


Angelica Kauffmann


Todos los años siete niños y siete niñas son ofrecidos al 
Minotauro y un día,  ya hartos de su crueldad llaman  a Teseo 
para que lo mate. Cuando este llega, Ariadna, hija de los reyes 
 de Creta, Minos y Pasifae es utilizada por el rey Teseo para 
conseguir pistas de su enemigo el Minotauro. Este monstruo, 
 un voraz devorador de carne humana, era  fruto de la reina  
Pasifae con un toro.
Pablo Picasso


   Ariadna se enamora de Teseo  y este le promete amor eterno. 
Ariadna le entrega un hilo de lana para que pueda salir del 
laberinto despues de completar su mision de matar al minotauro, 
 pero una vez conseguido su objetivo Teseo la abandona,
 mientras dormía en la isla de Naxos. 
Cornelis de Vos 

Ariadna llora desesperada pero sus lamentos llegan a los oidos
 de Baco que aparece por el aire conduciendo su carro tirado
 por tigres.  Ariadna contempla al Dios encima de un carro 
repleto de  uvas, mientras este afloja las riendas a los tigres
 que lo llevaban. La princesa intentó huir pero Baco
 le gritó: "Eh, hija de Cnossos, no tengas miedo, 
serás mi mujer y en el cielo serás contemplada
 como un astro"   Baco la lleva al Olimpo y le regala 
una diadema de oro, obra de Vulcano



 Caravaggio

Ariadna poco a poco se dio cuenta que la diosa Afrodita la había 
engañado. Esta le había prometido que al casarse con un dios se
 convertiría en inmortal y un día envejecida y cansada, partió para 
el reino de las sombras.






Velázquez

Bac0 desconsolado cogió la corona de oro que había 
regalado a Ariadna  y la arrojó hacia el cielo. Según iba 
subiendo la diadema, las piedras se tornaban más brillantes
 hasta que se transformaron en estrellas.  Ya en lo alto del
 firmamento la corona se convirtió en una constelación y hoy
 la podemos  ver en forma de Aurora boreal. Ahora, mortales
 e inmortales la podemos contemplar recordandonos el inmenso
 amor de Baco por Ariadna



Baco y Ariadna – Guido Reni

Baco se convirtió en una sombra, ya no era el dios de la alegría y 
de las fiestas y Zeus apiadandose del dolor de su hijo, rescató a su
 amada Ariadna de entre los muertos.  Tras devolverle la vida, le
 concedió el don de la inmortalidad. Ariadna se lanzó a los brazos
 de su amado y así, enlazados, vivirán para siempre su pasión



Baco y Ariadna – Antoine Jean Gros

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