Nacida en 1924, Lydia Wils creció influenciada por la atmósfera artística de la época. A nivel mundial, este período se puede caracterizar por el choque entre las filosofías políticas más importantes del mundo: el socialismo marxista, la democracia capitalista y el totalitarismo tanto del comunismo como del fascismo.
En Europa, el surrealismo siguió siendo la corriente artística dominante; una especie de expresión y escuela de pensamiento que para entonces se había extendido por todo el mundo.
En México, artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera integraron varias de estas ideas en sus ideologías políticas para desarrollar un nuevo tipo de realismo mágico.
En la Unión Soviética, el gobierno de Stalin necesitaba fondos urgentes para implementar la rápida industrialización exigida por el primer Plan Quinquenal.
Inició una estrategia secreta para vender tesoros del Museo Estatal del Hermitage en Leningrado (San Petersburgo), incluida una lista preliminar de doscientas cincuenta pinturas únicas de los Antiguos Maestros, muchas de las cuales llegaron a la colección de Andrew Mellon. a través de Knoedler, la empresa de comercio de arte con sede en Nueva York.
En los Estados Unidos, la Gran Depresión tuvo una tremenda influencia en la producción artística, con muchos artistas enfocándose en lo agrario y el hombre humilde en las calles.
Fue la primera vez en la historia de los Estados Unidos que movimientos generalizados de artistas comenzaron a abordar la política y trataron de usar su arte para impactar a la sociedad.
Los artistas centraron las exposiciones en temas sociales y políticos como la pobreza, la falta de viviendas asequibles, el anti-linchamiento, el anti-fascismo y las huelgas de trabajadores.
La era dio un giro siniestro con el advenimiento del nacionalsocialismo en Alemania y el ascenso al poder de Adolf Hitler en 1933. La década culminaría con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial; un tumulto político y social que preocupaba no solo a los artistas, sino a grandes sectores de la población mundial.
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