De temprana vocación, acudió a la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona para realizar estudios artísticos.
Alumna de Félix Mestres y Vicente Borrás, destacó por su gran dominio en la técnica del dibujo.
En 1931 es becada por la Fundación Amigó-Cuyàs.
Se casó con el también pintor Lluis Muntané. Heredera de la estética novecentista, el clasicismo académico resultará el aspecto más relevante de su obra pictórica.
En esta línea, la captación sobre el lienzo del desnudo femenino abarcará gran parte de la producción primeriza. Modelará sus figuras con una precisa sutileza de trazo, aplicando sobre ellas un efecto cromático con el que conseguirá reflejar los matices de la piel con gran realismo. El magnífico juego de claroscuro realzará el conjunto de la expresividad plástica.
Las protagonistas, punto de atención único de la composición, muestran su anatomía en actitud relajada y un tanto distante. En torno a ellas, la pintora diseña una estenografía neutra que refuerza su papel principal en la obra. A lo largo de su trayectoria, la artista cultivará otras fuentes temáticas como el bodegón, técnica que le permitirá experimentar con los recursos lumínicos, el retrato y la pintura de paisajes. A partir de los años cincuenta se interesa por la pintura religiosa y realiza algunas obras murales. Aventajada estudiante, forma parte del grupo fundacional Associació d’Art en torno a 1926.
Es premiada con las medallas Masriera y Fortuny en la época de formación y galardonada en las exposiciones nacionales de Bellas Artes de Madrid de 1934 y 1950. Participa en la Bienal de Venecia de 1940, en la Exposición de Arte Español de Berlín en 1941 y Buenos Aires en 1947. Este mismo año presenta su primera exposición individual en la Sala Gaspar de Barcelona. Entre 1969 y 1984 expone con cierta regularidad en las Galerías Augusta.
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