LA ENFERMEDAD MENTAL SEGÚN GERICAULT
ESTA ENTRADA ESTÁ RECOGIDA DE UN FANTASTICO BLOG DE ARTE
http://aprendersociales.blogspot.com
ENSEÑ-ARTE
.La locura es un tema del que con frecuencia se ha ocupado el Arte, tanto en la pintura como a lo que a la escultura se refiere. Pero habitualmente lo ha hecho de una forma indirecta, mediante la representación de situaciones anímicas asimilables ese estado. No son infrecuentes por tanto personajes como el loco de amor o de celos, el loco por desesperación, el demente y otros semejantes. Muchas veces atisbamos las huellas de la locura por los rasgos (sobre todo, los del rostro) y los gestos con los que el artista retrató a dichos personajes.
Sin embargo, el autor del que nos ocupamos ahora mostró un interés directo por representar la locura mediante el retrato de algunas personas que padecían esta enfermedad tan difícil de diagnosticar con precisión. Nuestro artista es el pintor francés Théodore Géricault (1791-1824), uno de los iconos de la pintura romántica. Quizás esta mentalidad fue, precisamente, la que le llevó a concentrar su atención en un tema que, hasta el momento, había sido captado por el arte casi siempre de una manera tangencial.
La historia en sí de estos cuadros es bastante incierta, ya que no se conoce con seguridad en que circunstancias fueron pintados. Se cree (pero sin que quede demostrado de manera fehaciente) que respondieron a un encargo formulado al pintor por su amigo el doctor Etienne- Jean Georget quien, a la sazón ocupaba el puesto de médico-jefe del antiguo hospital parisino de la Salpêtrière, dedicado a albergar en sus paredes a todo ese mundo diverso de enfermedades que antes se agrupaban en las instituciones denominadas "manicomios", en los que se recluía desde verdaderos enfermos mentales, hasta prostitutas o discapacitados de todo tipo.
Con el encargo, Georget trataba de disponer de retratos no de enfermos en sí mismos, sino de la enfermedad que padecían, de forma que sus alumnos pudiesen estudiar a través de ellos los rasgos faciales de diversas monomanías, conforme la psquiatría en pañales de la época denominaba a muchas de esas enfermedades. Tampoco sabemos con certeza en qué fechas concretas abordó Géricault la tarea encomendada, ni cuanto tiempo le llevó realizarla. En todo caso, los cuadros pertenecen a la época final de la corta vida del pintor y hubieron de ser realizados a comienzos de los años veinte del siglo XIX. Ni siquiera podemos afirmar que fuesen éstos los únicos que realizó sobre el mismo tema y no se descarta que pintase otros que no han llegado hasta nosotros.
Pero aquí están estos cinco retratos, en los que se pretende dejar fijados los caracteres de otras tantas enfermedades: el robo (la cleptomanía), el rapto de niños, la ludopatía, la envidia y la fijación obsesiva (en este caso, por un cargo militar). Monomanías del siglo XIX que hoy serían consideradas de formas muy diferentes unas de otras.
Géricault abordó los retratos procurando captar no sólo los rasgos físicos de los representados, sino los caracteres más profundos de su personalidad. Evitó pues los elementos pintorescos que tanto gustaban a la pintura romántica y se concentró en la psicologia de esos pobres enfermos decimonónicos. Un verdadero intento de retrato psicológico, al que contribuyen los fondos neutros que obligan al espectador a concentrarse en los personajes. En sus vestidos, sus gestos y actitudes; pero, sobre todo en sus rostros y, más concretamente, en sus miradas que muestran claros signos de desvarío.
Locos del siglo XIX. Una mirada de la pintura romántica sobre un tema tabú en la sociedad de la época: la locura, en cualquiera de sus formas. Entre ellos, Géricault retrató a una envidiosa obsesiva y a una jugadora compulsiva, ambas recluidas en un manicomio. ¿Cuántos psiquiátricos necesitaríamos hoy día?
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.La locura es un tema del que con frecuencia se ha ocupado el Arte, tanto en la pintura como a lo que a la escultura se refiere. Pero habitualmente lo ha hecho de una forma indirecta, mediante la representación de situaciones anímicas asimilables ese estado. No son infrecuentes por tanto personajes como el loco de amor o de celos, el loco por desesperación, el demente y otros semejantes. Muchas veces atisbamos las huellas de la locura por los rasgos (sobre todo, los del rostro) y los gestos con los que el artista retrató a dichos personajes.
Sin embargo, el autor del que nos ocupamos ahora mostró un interés directo por representar la locura mediante el retrato de algunas personas que padecían esta enfermedad tan difícil de diagnosticar con precisión. Nuestro artista es el pintor francés Théodore Géricault (1791-1824), uno de los iconos de la pintura romántica. Quizás esta mentalidad fue, precisamente, la que le llevó a concentrar su atención en un tema que, hasta el momento, había sido captado por el arte casi siempre de una manera tangencial.
La historia en sí de estos cuadros es bastante incierta, ya que no se conoce con seguridad en que circunstancias fueron pintados. Se cree (pero sin que quede demostrado de manera fehaciente) que respondieron a un encargo formulado al pintor por su amigo el doctor Etienne- Jean Georget quien, a la sazón ocupaba el puesto de médico-jefe del antiguo hospital parisino de la Salpêtrière, dedicado a albergar en sus paredes a todo ese mundo diverso de enfermedades que antes se agrupaban en las instituciones denominadas "manicomios", en los que se recluía desde verdaderos enfermos mentales, hasta prostitutas o discapacitados de todo tipo.
Con el encargo, Georget trataba de disponer de retratos no de enfermos en sí mismos, sino de la enfermedad que padecían, de forma que sus alumnos pudiesen estudiar a través de ellos los rasgos faciales de diversas monomanías, conforme la psquiatría en pañales de la época denominaba a muchas de esas enfermedades. Tampoco sabemos con certeza en qué fechas concretas abordó Géricault la tarea encomendada, ni cuanto tiempo le llevó realizarla. En todo caso, los cuadros pertenecen a la época final de la corta vida del pintor y hubieron de ser realizados a comienzos de los años veinte del siglo XIX. Ni siquiera podemos afirmar que fuesen éstos los únicos que realizó sobre el mismo tema y no se descarta que pintase otros que no han llegado hasta nosotros.
Pero aquí están estos cinco retratos, en los que se pretende dejar fijados los caracteres de otras tantas enfermedades: el robo (la cleptomanía), el rapto de niños, la ludopatía, la envidia y la fijación obsesiva (en este caso, por un cargo militar). Monomanías del siglo XIX que hoy serían consideradas de formas muy diferentes unas de otras.
Géricault abordó los retratos procurando captar no sólo los rasgos físicos de los representados, sino los caracteres más profundos de su personalidad. Evitó pues los elementos pintorescos que tanto gustaban a la pintura romántica y se concentró en la psicologia de esos pobres enfermos decimonónicos. Un verdadero intento de retrato psicológico, al que contribuyen los fondos neutros que obligan al espectador a concentrarse en los personajes. En sus vestidos, sus gestos y actitudes; pero, sobre todo en sus rostros y, más concretamente, en sus miradas que muestran claros signos de desvarío.
Locos del siglo XIX. Una mirada de la pintura romántica sobre un tema tabú en la sociedad de la época: la locura, en cualquiera de sus formas. Entre ellos, Géricault retrató a una envidiosa obsesiva y a una jugadora compulsiva, ambas recluidas en un manicomio. ¿Cuántos psiquiátricos necesitaríamos hoy día?
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