CentroCentro Cibeles (Madrid) acoge la exposición 'Zuloaga y Falla: historia de una amistad', que explora por primera vez en profundidad la relación personal y los proyectos profesionales que ambos autores desarrollaron en común, así como la influencia que ambos artistas ejercieron entre sí y con su entorno.
Si quieres saber más sobre este evento pincha en el enlace
http://www.hoyesarte.com/evento/2015/09/zuloaga-y-falla-historia-de-una-amistad/
Ignacio Zuloaga
Nació el 26 de junio de 1870 en Eibar. En 1872, ante el avance del general carlista Lizarraga, que entra y ocupa Eibar, su familia emigra a Francia instalándose en San Juan de Luz, donde permanen hasta el fin de la guerra. De regreso a Eibar, demuestra desde edad temprana grandes aptitudes para el dibujo. Retrató a damas, escritores famosos y toreros (era muy aficionado a los toros y fue alumno de la escuela de tauromaquia de Sevilla), entre otros. Rompió con el movimiento impresionista que conoció en París y optó por el realismo de la escuela española. Fue copista en el Museo del Prado antes de viajar a Roma en 1884 y un año más tarde a París. Hace amistad con pintores como, Pablo Uranga, el escultor Paco Durrio, Rusiñol y "la banda" catalana. Asiste a la academia libre de "La Palette" aprendiendo junto a Chavannes. Allí conoce también a Degas, Gaugin y Toulousse-Lautrec estudiando la técnica del Impresionismo. Se interesa más tarde por temas taurinos y andaluces, realizando obras con escenas de costumbres que retratan a la España del 98. Se traslada en el año 1898 a Segovia, donde pinta personajes de Castilla. Su relación con la generación del 98 evoca temas de una España en crisis. La dureza de sus obras sufre el rechazo de la crítica nacional. En obras como El Cristo de la sangre retrata con acritud la idiosincracia del pueblo español. Rechaza el impresionismo y busca un lenguaje propio en el que predomine la pastosidad y las curvas decorativas del modernismo. Junto con Gutiérrez Solana es el representante de la vertiente costumbrista de la pintura de principios del siglo XX, aunque a diferencia de éste, su paleta es más brillante y su visión de los tipos y de las costumbres del campo castellano es menos pesimista, aunque encuadrado dentro de un realismo expresionista. Gana el primer premio en la Bienal de Venecia de 1938. Falleció en su estudio de las Vistillas de Madrid, el 31 de octubre de 1945.
No hay comentarios:
Publicar un comentario