martes, 1 de marzo de 2016

Gustav Klimt erótico


Gustav Klimt nació en Baumgarten, cerca de 

Viena, en  1862. Estudió en la Escuela de Artes

  y Oficios y despues funda, con su hermano

 Ernst y con Franz Matsch el movimiento de 

Secesión, formado por artistas modernistas y 

arquitectos.


Su estudio, en una planta baja, con un  jardin 

descuidado que la rodeaba, siempre estaba

 ocupado por mujeres de todo tipo. Viejas y 

jóvenes, de la alta sociedad y prostitutas.

 Mujeres desnudas que  ya no causaban escándalo 

en una ciudad que crecía en un nuevo clima de 

libertad.


Klimt se consideraba un hombre "nada especial" 

pero despertó en su época una gran fascinación.


Su obra está saturada de erotismo como si tuviera 

una curiosidad obsesiva por la mujer y su 

sexualidad.  Le dedicó lo mejor de su arte y la 

pintó de múltiples maneras.  


No nos presenta a Judith con la cabeza de 

Holofernes ni decapitandolo como en el episodio 

bíblico.  En su obra aparece evocadora, poderosa

 y altanera seduciendonos con su mirada

 malévola. 


Dánae, recibiendo en su sexo la lluvia dorada 

regada por Zeus, padre del Olimpo. 


El beso: los amantes se funden en un abrazo, 

rodeados de polvo dorado, pámpanos y 

guirnaldas.  En su obra podemos ver la influencia

 de los mosaicos bizantinos que vio en un viaje 

que hizo a Ravenna en  1903.


 En la alegoría de la medicina presenta al corriente

 de la vida que arrastra consigo cadáveres

 arrebatados de su destino. Esta obra no fue 

entendida y causó un gran escándalo

Algo similar ocurrió con su JURISPRUDENCIA. El cuadro presenta a un condenado, un

 anciano desnudo degradado fisicamente y en posición de culpabilidada, rodeado  por la

 verdad, la justicia y la ley, que están representadas por tres mujeres fatales desnudas y con 

serpientes. 


 Klimt, tanto se hartó de las críticas que pintó "peces dorados", un cuadro que dedicó "a mis

 críticos". Entre las féminas desnudas, con clara actitud sexual, aparece en primer término 

una náyade risueña que muestra su culo al espectador.  El enfado fue general y ni que decir 

tiene que nunca más recibió un encargo público. 


En sus dibujos coexisten la inocencia, el erotismo y la seducción. Klimt fue capaz de expresar

 todo esto con gran  sencillez y siempre con buen gusto

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