Querida amiga, estoy tan liada que aún no he tenido tiempo para llamarte. ¿Sabes que estoy haciendo? Tirando
"porsis". Llegó un momento que me dije "o ellos o yo", así que he
empezado la tarea. Una de las primeras cosas que encontré es un gorro
negro, de esos que se ponen los atracadores de bancos, me lo he puesto,
por el polvo y esas cosas, y este porsi se queda. Estoy bastante
agotada y la casa, Cris, ni se te ocurra venir que esto parece Bagdad
en la época de Bush.
Los porsis más abundantes son los
calcetines, he contado más de cien "singles" ¿Por que siempre los
guardamos si sabemos que el otro nunca aparecerá? Pero lo que me ha
hecho latir el corazón ha sido una entrada de cine con un "te quiero".
Nunca te lo he contado... yo tendría quince años, dieciocho él. Me
invitó a ir al cine y al salir me regaló la entrada con el "te quiero"
escrito. ¿Sabes que ocurrió? No
lo quise volver a ver más. Mira que pasaron años y aún no lo entiendo,
menos lo habrá entendido él, claro. Da
la casualidad que vive casi al lado de mi casa, o por lo menos tiene el
despacho. Lo reconozco perfectamente, pero el de mí ni se acuerda. Así
que este porsi, si va a la basura. Lo que me ha hecho mucha ilusión son los manguitos que me hizo finu, estos tambien se quedan, que para el invierno van bien..
Estoy convencida que lo de acumular es
un gen hereditario, pero si vives con una persona de "deja que ya"- la
vida ya se puede complicar mucho. Encontré dos lámparas de mesilla y un
chisme de esos que expulsa agua caliente, creo que se utilizan para
limpiar las juntas de los azulejos pero el "deja que ya" usa para
descongelar la nevera, cosas que no funcionan, y me acordé "deja ahí
que cuando tenga un momento ya las arreglo". Estas son las primeras que
van al contenedor antes de que me vuelva a convencer...
Foto- Lola "la teísta" recogiendo un premio de "madre y esposa sagaz"
Lo del gen hereditario lo digo porque
Lola tambien era de guardar, así que su casa para mis hijas era un
cuento de hadas. ¿Te he contado lo de Paco? Mi padre, Francisco, era
una persona sencilla pero tenía un "toque presumido", digo yo que sería
porque las mujeres lo volvían loco. El caso es que aprovechando una
estancia de mi madre en el hospital, se gastó más de dos millones de
pesetas en un solitario que lució mientras ella estaba ausente. Cuando
Lola volvió a casa escondió la sortija en un zapato. Yo no sé que tenía
aquella mujer, pero no se le escapaba nada, te lo digo por propia
experiencia, te miraba y te volvías transparente para ella; el caso es
que fue a la cajas de zapatos, cogió el anillo y lo guardó. Me acuerdo
aquella temporada de mi padre vagando como alma en pena. Le preguntó
timidamente a la teísta por los zapatos y cuando ella le dijo que los
había tirado la tierra se abrió bajo sus pies. Despues entendí porque un
día me preguntó ¿Se puede ir a revisar la basura?
No hay comentarios:
Publicar un comentario