martes, 19 de agosto de 2014

EL PIYAYO


Ayyyyy quisiera volverme pulga y meterme en un colchón pa dormir con quien quisiera y que me diera caloooooooor


Ayer escuché a una señora de 86 años recitando el Piyayo y me vino a la memoria Carlos, un amigo mío que se murió porque prefirió eso, la muerte, antes que dejar de fumar. Recitaba el Piyayo y nos hablaba de su tío Fermín, el que se fue a la tumba en coche de caballos, no en caja sino sentado en una silla, llevando el estribo. Eso de llevar el estribo es simplemente una metáfora porque Fermín estaba muerto, bien muerto, pero no había dejado dinero ni para una caja de pino. Cuando llegaron al camposanto, Fermín estaba tan tieso que parecía pegado a la silla.  La familia discutió sobre romperle las piernas o ponerse todos encima para estirarlo hasta que mi amigo Carlos, que era hombre de pensamiento rápido dijo: "enterremoslo así".  

Yo dejo aquí la historia, para que cuando futuras generaciones de paleontógos hagan las oportunas investigaciones en algún viejo cementerio de la provincia de Jaén sepan que el muerto de la silla es FERMIN "el tío de mi amigo Carlos"




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