lunes, 5 de junio de 2017

HA MUERTO JUAN GOYTISOLO, UN HOMBRE COHERENTE

 

 Feliz el que se muere

sin saber que se muere

Privilegio de ancestros

sin ritos funerarios

sin ficciones de duelo.

Se está y ya no se está.

Ascendientes y prole

no sufren de la ausencia.

Placidez aconchada

aire limpio del vuelo.

Ser tortuga o cigüeña.


 

El escritor cumple su promesa de no volver a España y será enterrado en Larache

Se fue apagando lentamente, acompañado los últimos meses por su fiel amigo Abdelhadi que empujaba su silla de ruedas por la plaza Fna de Marrakech donde todos los días compartía tertulia con un grupo de amigos.

Veo multitud de artículos en los periodicos... "el exiliado incómodo de una España sin remedio"..."las «señas de identidad» de una voz crítica"..."Juan Goytisolo logra mantener la coherencia hasta en su muerte"- etc.

 

Este escritor catalán, aunque a el le gustaba oir "el escritor de Barcelona",  obtuvo el Premio Cervantes, recibiéndolo con la única corbata que tenía en el armario y dedicando su discurso a los habitantes de la media de Marrakech, sus vecinos desde que se había instalado allí en  1997 con su esposa, la escritora francesa Monique Lange y con la familia de su amigo, y expareja, Abdelhadi.


 

 Al fallecer Monique, decidió establecer una relación con la familia de la vivienda contigua, ellos cuidarían de él y el se encargaría de la educación de sus hijos, Yunes y Jalip y de su primo Rida.

 Gran defensor de la cultura árabe y del islam, le molestaba mucho que alguien hablase con desconocimiento o ligereza sobre estos temas. Le preocupaba mucho el recismo y la xenofobia


El que podía haber vivido en cualquier parte del mundo, eligió Marruecos. En la década de 1980 ya se había hecho con una casa en la medina de Marrakech y no dudaba en invitar a un té en el patio, entre las ramas del limonero.

 

 Briggite Vasallo, la escritora y activista, a quien Goytisolo prologó su novela PornoBurka, habla del sentido del humor del escritor...

 “Cuando quise comprar la casa, a principios de los años 80, me advirtieron: está meskuna, habitada… habitada por espíritus, se entiende. Y es cierto se oían ruidos así que me puse a investigar y resultó ser que dos muchachos de las casas vecinas tenían palomares, y en la época de celo enviaban una hembra para atraer a los machos del otro palomar y quedárselos. Así que cuando uno de los chicos veía a esta Eva acercarse con la manzana de la tentación a sus machos, le lanzaba piedras para espantarla y muchas de esas piedras acababan cayendo en este patio. Así que ya ves, eran fantasmas no cubiertos de sábanas sino ¡cubiertos de plumas! La primera noche que dormí aquí me dije: ¡ahora sí que está meskuna!” concluye con una sonrisa satisfecha.

 

 Por las tardes, ya liberado del escritor que lo atosiga, Guatisolo sale a pasear como un habitante más de la medina, ajeno a las miradas sorprendidas (¿es él? ¿no es él?) de los viajeros que lo cruzan. Pero, aunque lo pretenda, él no es un habitante cualquiera. “Una vez ¡quisieron incluso señalar mi casa en las guías turísticas de Marrakech!”, cuenta entre horrorizado y divertido. “Afortunadamente alguien me dio el chivatazo y pude pararlo a tiempo.”. Porque a pesar suyo, ese tal Juan Goytisolo es un personaje famoso, conocido aunque no necesariamente leído. “Hace años, en Almería, estaba en la recepción de un hotel cuando de repente entró un grupo de viajeros del Imserso; con gran alborozo una señora me señalo y gritó al aire ¡Mirad todos! Es el autor de Bodas de Sangre!”. Guatisolo lo cuenta mientras se le iluminan unos ojos habitualmente luminosos, y su boca se retuerce, apenas visible bajo la enorme nariz. Está sonriendo. “Eso me dio una gran idea. Cuando se me acerca uno de estos turistas grotescos y se me planta delante con sus pantalones cortos y sus horribles piernas blancas…¿no será usted….? ¡Sí!, me apresuro a decir: soy, efectivamente, ¡Antonio Gala!”.

  En 2004 visitó Vigo para conocer Las Rías Bajas y confesó: «No sé ni abrir un paraguas, no sé hacer nada en la vida que no sea escribir, soy de una incapacidad total práctica».

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario